Los sindicatos ya no existen. Hoy son gremios, puras organizaciones que representan los intereses de sus afiliados, estructuras clientelares que reciben cantidades multimillonarias para jugar un rol social viciado y tramposo que muy poco tiene que ver con los sindicatos de clase y trabajadores de ayer. Hoy son actores sociales y lo de actores va en el sentido más teatral y caricaturesco de la expresión.