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Medio mundo al borde de una guerra nuclear porque la UE y EEUU no paran a un genocida sionismo enloquecido

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El mundo está al borde del abismo. La irresponsabilidad y complicidad de Europa y Estados Unidos han permitido que Israel, bajo el gobierno de Netanyahu, desate una ola de violencia brutal que ya ha cruzado todas las líneas rojas. Gaza, devastada por una ofensiva genocida, ha visto cómo entre el 10% y el 15% de su población ha sido exterminada sin que la llamada "comunidad internacional" mueva un dedo. Y peor aún, Israel ha expandido su barbarie a países soberanos como Líbano, Siria, Irak e Irán, cometiendo atentados terroristas y asesinatos selectivos mientras sus aliados occidentales no solo guardan silencio, sino que facilitan estos crímenes con su apoyo explícito.

En Gaza, lo que está ocurriendo no es un "conflicto", es un genocidio en toda regla. Decenas de miles de palestinos, muchos de ellos civiles, han sido asesinados mientras Israel destruye sistemáticamente hogares, escuelas y hospitales. Este crimen de lesa humanidad no solo es tolerado por Europa y Estados Unidos, sino que es financiado y legitimado. Los líderes europeos, que se llenan la boca con discursos de derechos humanos y democracia, han mostrado su verdadero rostro: uno de hipocresía absoluta y cobardía moral. Al elegir ignorar este genocidio, han demostrado que para ellos, las vidas palestinas no valen nada.

La situación no se limita a Gaza. El delirio belicista de Netanyahu ha cruzado fronteras, con Israel llevando a cabo atentados terroristas en Líbano, donde han asesinado a 2.000 personas. Estos crímenes se extienden también a Siria, Irak e Irán, donde las operaciones clandestinas israelíes han cobrado vidas de manera impune. Cada uno de estos ataques constituye una violación flagrante del derecho internacional, pero ni Estados Unidos ni Europa tienen el valor de condenarlos. Su complicidad no es solo pasiva, es activa. Washington no ha dudado en ofrecer su respaldo militar y diplomático a Israel, y Europa ha adoptado la vergonzosa postura de no hacer nada, priorizando sus intereses económicos y estratégicos sobre la justicia y la paz.

La falta de acción de la Unión Europea es particularmente repugnante. Los líderes europeos no solo han optado por la inacción; han tomado la decisión consciente de permitir que esta masacre continúe. El silencio de Macron, Scholz y Sánchez ante los crímenes de guerra israelíes es una traición absoluta a los principios que supuestamente representan. Están permitiendo que Netanyahu imponga su agenda de exterminio en Gaza y su agresión a otros países sin ningún tipo de consecuencia. El bloque europeo, que alguna vez pretendió erigirse como un faro de derechos humanos, ahora no es más que un actor servil que prefiere mantener su estatus económico antes que enfrentarse a un régimen genocida.

Washington, por su parte, no solo ha sido cómplice, sino también instigador. Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, ha dejado claro que cualquier acción de Irán en defensa propia será respondida con “consecuencias severas”, lo que significa que Estados Unidos está dispuesto a implicarse directamente en una guerra a gran escala para defender a Israel, sin importar cuántos civiles mueran en el proceso. El nivel de cinismo en la política exterior de Estados Unidos es grotesco. Tras décadas de desestabilizar Oriente Medio, ahora están listos para incendiar la región una vez más, ignorando las lecciones de su historial catastrófico en Irak, Afganistán y Siria.

El riesgo de una guerra regional es inminente. Con Israel e Irán acercándose peligrosamente a una confrontación directa, el uso de armas nucleares, tanto por parte de Israel como de Irán, se convierte en una amenaza real. La ambigüedad en torno a los programas nucleares de ambos países crea un escenario donde una guerra no solo afectaría a Oriente Medio, sino que podría escalar rápidamente a una catástrofe mundial. Estados Unidos, con su respaldo incondicional a Netanyahu, está jugando con fuego. Y Europa, al seguir esta política de sumisión, se arriesga a ser arrastrada a un conflicto nuclear del que no hay escapatoria.

Los líderes de Occidente son culpables de haber permitido que esta crisis alcance un punto tan peligroso. Su inacción es una forma de complicidad activa en los crímenes de guerra y el genocidio que Israel ha perpetrado. No se puede subestimar el papel de Europa y Estados Unidos en esta tragedia. Han elegido el camino de la cobardía, abandonando por completo cualquier pretensión de defender la ética, los derechos humanos, la justicia o la paz.

Si Europa y Estados Unidos no actúan de inmediato para detener a Netanyahu, el costo de su complicidad será devastador. Medio mundo podría verse arrastrado a una guerra nuclear, y el sufrimiento que ya se ha infligido en Gaza, Líbano, Siria, Irak e Irán podría multiplicarse de manera inimaginable. El tiempo para evitar esta catástrofe se está agotando, y si los líderes occidentales siguen optando por la cobardía, el precio que pagará la humanidad será incalculable.

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