SUPREMACISMO MADRILEÑO: ALGO MÁS QUE AYUSO

Los modos y maneras de la altanería y prepotencia "mesetaria" son bien conocidos en Canarias desde siempre. Cosas de "godos" los llamarán algunos, pero tras él siempre hubo más que un ego poco controlado. Hablamos de algo que está metido hasta el tuétano en la psique colectiva de quienes se creen más que villa y corte.

CANARIAS13 de marzo de 2021Semanario LA RAÍZSemanario LA RAÍZ
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Pese a que se inventaron aquello del "Estado de las Autonomías", repartieron competencias de andar por casa para parecer "federalistas" y presumen ante otros de Co-gobernanza en tiempos de pandemia, lo cierto es que el centralismo español es mucho más que eso: es supremacismo.

Un supremacismo que tiene tonos y colores diferentes según quien lleva la bandera más grande, cierto, pero que en esencia cree que el acontecer y destino del resto de los pueblos del Estado debe estar tutelado, dirigido y comandado por los dirigentes madrileños.

La expresión más "Torrente" de este supremacismo es sin duda el VOX franquista, pero llega al otro extremo, el de Podemos, que ya ha desaparecido o está por desaparecer en aquellos territorios con identidad y personalidad política propia. Ya viene de viejo que las candidaturas de los viejos partidos se decidieran en la capital de la metrópoli, pero lo nuevo realmente es que ya no sólo no se disimule sino que se lamine cualquier atisbo de "cuñadismo" local. "Madrid es España" como ya ha reconocido la lideresa neofascista Ayuso y "Desde Madrid no vamos a permitir que entren migrantes a la Península" como diría Marlaska. Podemos sigue exactamente la misma línea y su franquicia en Canarias es un simple escudero de lo que dicte Pablo Iglesias.

A pesar de que ha caído en un cierto desuso, en Canarias siempre reconocimos esa actitud altanera, prepotente y faltona que llegaba de la meseta como propia de Godos. Llamarlo hoy supremacismo no es más que un modernismo que viene a retratar un más de lo mismo, una visión que asume que a más periferia se es de su centro, menos capacidad hay de tomar decisiones propias o peor acordes a los intereses de sus élites y su Estado.

Madrid ha dejado al gobierno de la colonia a los pies de los caballos, con los pantalones bajos, desnudo ante la vergüenza clamorosa de agachar la cabeza y tragar una y otra vez. Lo hizo con las injerencias constantes en la gestión de la pandemia; mostrando desprecio, incapacidad, desidia e irresponsabilidad en la crisis migratoria, (hecho reconocido hasta por su propio Defensor del Pueblo); pero es que en otros temas de parecida enjundia, ni clamándole a  los comisarios europeos el resultado ha sido distinto. Ese Madrid es España de Ayuso, lo firmarían con la boca chica el resto de los líderes españoles, porque en esencia, el  "botón nuclear" en el que se amparan y que llaman Constitución, no es más que supremacismo madrileño ungido de pensamiento único. El "A por ellos" fue mucho más que un hecho aislado. Es una visión que se proyecta como faro desde la prensa madrileña y que se filtra con excesiva permeabilidad en el tuétano de un españolismo que va de más a menos a poco te vayas alejando de su núcleo: Madrid.

Nunca nos cansaremos de repetir que este supremacismo, esto "godismo" respira y transpira igual sean los dirigentes de derecha o izquierdas. Que cuando surgen las contradicciones de base España-Canarias el color da igual, como igual es la respuesta de sus súbditos en la colonia.

Ante todo supremacismo no hay otra camino que ponerlo al descubierto, denunciarlo, combatirlo y doblegarlo. No vale con disculparlo, creer que es puntual, personificarlo porque es estructural, es sociológico, es histórico.

Ante el supremacismo madrileño, sólo cabe un anticolonialismo militante que desenmascare a sus pilares pero también a sus colaboradores necesarios en Canarias, porque al final, en nuestra estrategia, hay que hacerle ver a nuestro pueblo que aquí la contradicción principal es entre Canarias y España, tomar todas las decisiones aquí o estar tutelados por Madrid.

Ante su supremacismo, anticolonialismo canario como "pegamento" entre canarios.

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