Drago Canarias se "divorcia" de la izquierda española y aboga por una alternativa nacionalista ante las elecciones de 2027

Alberto Rodríguez, exdiputado tinerfeño y fundador de Drago Canarias, ha reafirmado su estrategia política de cara a las elecciones autonómicas de 2027, en las que su formación aspira a consolidarse como una fuerza clave en el archipiélago. Su mensaje se resume en un giro claro: convertirse en una alternativa nacionalista frente a lo que denomina la "izquierda española tradicional" y los partidos que han gobernado Canarias en las últimas décadas.

Rodríguez aseguró que su proyecto político nació para representar a quienes, según él, no se sienten atendidos por las estructuras estatales y ven cómo los problemas del territorio se agravan sin respuestas efectivas.

“Vamos a 2027 con todo, en todos los sitios donde haya gente que quiera cambiar el rumbo del Archipiélago”, afirmó recientemente en una emisora estatal.

Ruptura con la izquierda estatal

Aunque en otras etapas de su trayectoria se situó en el espacio de la izquierda española, Rodríguez sostiene ahora que ese sector político se ha convertido en uno de sus principales rivales. Critica, especialmente, que las fuerzas progresistas estatales hayan asumido —según su interpretación— una posición conservadora respecto al modelo económico, turístico y social de Canarias.

Rodríguez insiste en que los mayores ataques políticos hacia su proyecto proceden precisamente de partidos considerados progresistas y no de la derecha. Además, volvió a referirse a su conflicto judicial pasado para denunciar el uso político de la justicia y lo calificó como un ejemplo de lo que considera “control estatal sobre la democracia canaria”.

Emergencia territorial y modelo agotado

El líder de Drago Canarias sostiene que el archipiélago vive “una emergencia de país” marcada por tres elementos: saturación poblacional, agotamiento del modelo turístico y crisis de los servicios públicos fundamentales.

Entre sus planteamientos propone:

Limitar el crecimiento turístico para reducir la presión sobre territorio y recursos.

Revisar los conciertos privados en educación y sanidad.

Establecer un marco canario propio de relaciones laborales.

Impulsar una Ley de Residencia ligada a criterios territoriales y capacidad de carga.

Rodríguez defiende que estas medidas no responden a criterios ideológicos clásicos, sino a lo que describe como “puro sentido común para un territorio limitado y frágil”.

Captar la Abstención como objetivo estratégico

Uno de los ejes de su campaña será el electorado no movilizado. Con una abstención históricamente cercana al 50% en algunos municipios y convocatorias, Rodríguez sostiene que la transformación política no llegará únicamente compitiendo por votantes ya alineados, sino atrayendo a quienes se han desvinculado del sistema.

“No queremos una fuerza encerrada en un nicho ideológico. Hay que hablarle a quienes dejaron de creer en la política.”Pese a su estrategia inclusiva, estableció un límite: Drago Canarias no contempla acuerdos ni alianzas con formaciones de extrema derecha. “Con ellos no tenemos nada que hablar porque no tenemos nada que ver”, afirmó.

Un tablero político en transformación

El mensaje de Rodríguez llega en un momento de fuerte tensión social en las islas marcada por la crisis habitacional, el aumento del coste de vida y el debate sobre el turismo y la sostenibilidad territorial. En ese contexto, Drago Canarias busca diferenciarse no solo del bloque conservador, sino también de las formaciones que durante décadas han tenido responsabilidades de gobierno —principalmente PSOE, PP y Coalición Canaria— y que, según Rodríguez, han mantenido el modelo actual sin modificaciones estructurales.

Camino a 2027

Con dos años por delante para consolidar estructuras insulares y municipales, Rodríguez afirma que ya se están configurando candidaturas en varios territorios. La meta, asegura, no es testimonial: aspira a disputar el Gobierno de Canarias.

Ahora el reto para Drago Canarias será traducir su discurso en organización, implantación territorial y capacidad de llegar más allá de la militancia política tradicional.