
El histórico político grancanario siempre se la tuvo guardada a Román Rodríguez, Pedro Quevedo y Carmelo Ramírez. Esperó, hasta que llegó el día en que, creyó ver, las condiciones objetivas para desplazar del omnipresente poder a los "pata negra" y dar paso a "una nueva hornada" con Teodoro Sosa al frente. La pérdida del acta de Román Rodríguez y el fracaso de la "operación Frente Amplio' que no supuso más réditos de los que se tenían, precipitó el golpe de timón interno. Lo que dieron en llamar renovación interna en primera instancia, se convirtió en disidencia abierta y ruptura luego, pero cuando Teodoro descubrió que tenía "su propia baraja" con Coalición Canaria, Antonio Morales se enrrocó y bajó del barco.


















