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VOLVEMOS A LA MALETA

Como ya escribiera uno de nuestros poetas nacionales, Pedro Lezcano, y cantara en su momento Taller Canario de Canción, lo contado en LA MALETA se cierne nuevamente en el presente y horizonte de nuestro País. Los nuestros vuelven a coger sus bártulos, para conseguir una vida mejor que se les niega en nuestra propia tierra y de paso, vemos "comprar y vender" nuestro suelo a gentes de afuera y a otros hacer maniobras "con sus máquinas de guerra". Ricardo González-Roca, presidente de la Gestora de LIBERACiÓN CANARIA en Gran Canaria, reflexiona y aporta argumentos en torno a ello.

CANARIAS03 de noviembre de 2023 Ricardo González-Roca
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La MALETA es Un poema que, a pesar del paso de los años, sigue en constante vigencia para mantenerse
vivo en la conciencia colectiva Canaria que parece no querer aprender de los errores pasados y repite su propia historia.

La PRECARIEDAD LABORAL Y EMIGRACIÓN CANARIA del siglo XXI es una realidad que escuece.

Nos recuerda que volvemos a dar pasos atrás cuando no somos capaces de ofrecer a nuestra gente, a tanto talento de jóvenes formados y preparados, salarios acorde a su aportación. Mientras tanto, fuera de sus Islas sí les valoran.Les ofrecen salarios y oportunidades que aquí se les niegan y solo se hace con trabajadores extranjeros.

CANARIAS: CIUDADANOS DE LA UE DE TERCERA REGIONAL

Los salarios canarios están un 32% por debajo de la media Europea. Y el 13% más bajo que la media española.
La realidad de los datos publicados dicta que seguimos en el vagón de cola de los salarios mientras la economía crece y el PIB alcanza los 48 mil millones de euros.

Parece que a los canarios y canarias nos gusta sentirnos ciudadanos europeos de tercera
regional en nuestra propia tierra.

EMIGRAMOS CON DESTINO MADRID HUYENDO DE LA PRECARIEDAD LABORAL.
Casi 17.000 isleños/as, - de los 55.216 que marcharon.- tuvieron que elegir la capital de España para huir de la precariedad laboral en 2022 , sobre todo universitarios y trabajadores del sector servicios.

ELEVADA EMIGRACIÓN CANARIA, MÁS DE 100 MIL CANARIOS/AS EN LOS ÚLTIMOS 4 AÑOS.

Un canario cuyo teléfono no suena y no recibe ofertas laborales, que no encuentra trabajo de lo suyo o que, a pesar de haber logrado un empleo, no llega a fin de mes por su bajo salario. Este es el perfil de los trabajadores isleños – 55.216 en el último año – que deciden salir del Archipiélago y probar suerte en otras latitudes del país.

El lugar que más empleados canarios roba es Madrid, a donde el último año fueron a parar casi un tercio –el 30,6%– de los trabajadores que abandonaron Canarias en busca de oportunidades.

LA LIBRE CIRCULACIÓN DE TRABAJADORES DE LA UE, OTRO HÁNDICAP PARA EL
EMPLEO

Es evidente que afecta la llegada de trabajadores extranjeros o foráneos a competir en un mercado laboral canario que genera poco empleo y de baja cualificación. Un mercado laboral que vive cautivo del sector del turismo por comodidad de quienes debieran esforzarse más en abrir nuevas vías de desarrollo sostenible para generar empleo con mayor valor añadido y que abra puertas a los jóvenes canarios con mayor formación.

Seguimos con un desarrollo económico escaso de nuevos horizontes, que no desarrolla nuevos sectores productivos que aporten crecimiento sin devorar al territorio y a nuestra gente.

CONTRATACIÓN DE EXTRANJEROS CRECE

El 33% de las contrataciones laborales en Canarias han sido de extranjeros, así lo
confirman los datos de la EPA.

SOCIEDAD CANARIA SIN REFLEXIONES SOBRE NUEVOS RUMBOS POSIBLES

La Sociedad Civil de Canarias debe reflexionar seriamente sobre el rumbo desatinado que nos lleva a navegar a la deriva y sin rumbo.

Por lo expuesto y más razones fundamentadas que apoyan la denuncia de esta situación de
precariedad y emigración canaria, es por lo que recordamos el poema LA MALETA.

Yo tengo preparada la maleta,
una maleta grande de madera,
la que mi abuelo se llevó a la Habana,
Mi padre a Venezuela.
La tengo preparada: cuatro fotos,
una escudilla blanca, una batea,
un libro de Galdós y una camisa casi nueva,
la tengo ya cerrada y, rodeándola,
un hilo de pitera,
ha servido de todo: como banco
de viajar en cubierta,
como mesa y, si me apuran mucho,
como ataúd me han de enterrar en ella.
Yo no sé donde voy a echar raíces,
ya las eché en la aldea,
dejé el arado y el cuchillo grande,
las cuatro fanegadas de mi vieja,
¡La hostelería es buena! – me dijeron,
y cogí la bandeja,

“sí señor, no señor, lo que usted mande,
servida está la mesa”...
yo por vivir entre los míos
hago lo que sea.
Vi a las mujeres pálidas del norte
arrebatarse como hogueras,
y llevarse las caras como platos
de mojo con morena,
tanto que aquí no dejan ni rubor
para tener vergüenza.
Vi vender nuestras costas en negocios
que no hay quien los entienda:
vendía un alemán, compraba un sueco
¡y lo que se vendía era mi tierra!
Pero no importa, me quedé plantado,
aquí nací, de aquí nadie me echa,
hasta que el otro día lo he sabido,
y he vuelto a hacer de nuevo la maleta,
he sabido que pronto vendrán de afuera,
técnicos de alambrar los horizontes,
de encadenar la arena,
de hacer nidos de muerte en nuestras fincas,
de emponzoñar el aire y la marea,
de cambiar nuestros timples por tambores,
las isas por arengas,
las palabras de amor por ultimátums,
por tumbas las acequias...
Si se instalan los técnicos del odio
sobre nuestras laderas,
los niños africanos, desvelados
bajo la lona de sus tiendas,
mirarán con horror las siete islas,
no como siete estrellas,
sino como las siete plagas bíblicas,
las siete calaveras
desde donde su muerte y nuestra muerte
indefectiblemente se proyectan.
Yo por mi parte cojo la maleta
que el viejo se llevó a las Américas
en un barquillo de dos proas
¡Qué valientes barquillas atuneras!
tienen dos proas, una a cada lado,
para que nunca retrocedan,

vayan donde vayan siempre avanzan,
¿Quién dijo popa? ¡Avante a toda vela!
... y yo, ¿voy a marcharme acaso reculando?
¿voy a dejar que crezca
sobre la tierra mía
toda la mala hierba?
¿voy a volver la espalda
al forastero que vendrá con sus máquinas de guerra
a ensuciar de herrumbre las auroras,
de miedo las conciencias?
Pensándolo mejor voy a sacar
de mi vieja maleta, el libro, la batea...
voy a pintar y a barnizar de nuevo
su gastada madera,
voy a quitarle el hilo y a ponerle
la cerradura nueva
y con ella vacía me acercaré a la Isleta,
y al primer forastero de la muerte,
que llegue a pisar tierra
se la regaló para siempre suya,
y que la use y nunca la devuelva
¡no quiero más maletas en la historia
de la insular miseria!
Ellos, ellos, ellos,
que cojan la maleta,
los invasores de la paz canaria,
que cojan la maleta,
los que venden la tierra que no es suya,
los que ponen la muerte en el futuro,
que cojan la maleta,
los que ponen cemento en el futuro,
que cojan la maleta,
que cojan la maleta,
que cojan para siempre la maleta.

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