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NO ES IMPERIO DE LA LEY, SINO LA LEY DEL IMPERIO

Al final no era el ejército el garante del viejo-nuevo régimen español. El "gallo tapado" del franquismo, era en verdad la alta y media judicatura española. Allí nunca hubo "limpia", ni "pases a la reserva". Simplemente se "dejó pasar" adrede el que hubiera "sables" bajo las togas. Aquellos abuelos del Tribunal de Orden Público, dejaron bien colocados a sus hijos y nietos en tribunales y altas instancias de otro poder del Estado no sujeto a sufragio universal. Allí anidaron los hoy miembros de Audiencias Provinciales, TSJs, Supremo y Constitucional y desde allí han seguido siendo fieles "centuriones" de "la ley del imperio", que no es lo mismo que el "imperio de la ley". Ahora que se muestran con todo "su plumaje" al descubierto, nos queda aún más claro que la Constitución no era la carta magna de una democracia, sino el "comodín" del antiguo régimen y que sus "artículos clave" eran como una baraja marcada para que no hubiera otro ganador que el poder de siempre.

LA BAJA DEL SECRETO15 de diciembre de 2023 José Carlos Martín
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Así se explican ahora muchas cosas. Se explica que, tras más de 40 años, no se hayan admitido apenas reformas en su articulado. Se explica que el franquismo aceptara "jugar" a la democracia. Se explica el interés  por incluir en aquella amnistía a golpistas del 36, colaboradores de la represión, torturadores y asesinos de opositores, terroristas de la extrema derecha y demás fauna que hubiera tenido que afrontar "su Núremberg".

A poco que confeccionáramos un listado, una memoria de apellidos de aquellos que fueron y la comparáramos con quienes hoy son, caerían de muchos ojos las vendas que los han tenido ignorantes.

En el Estado español ha sido necesaria la colaboración de jueces para que pudiera darse el terrorismo de Estado, la policía patriótica, el "asesinato social" de podemitas e independentistas. En el Estado español ha sido necesaria la colaboración de jueces, para que leyes o propuestas de ley fueran bloqueadas, retrasadas, suspendidas, liimitadas, manipuladas. 

No es verdad que hayan sido 40 años donde brillara el imperio de la ley, sino la ley del imperio. Mientras el PP y el PSOE jugaron a la alternancia y no tocar "las líneas rojas" del franquismo se estuvo vendiendo lo del Estado de Derecho. Cuando eso se quebró y otros actores políticos se " empoderaron", el Estado profundo, el Estado franquista, sacó a sus tropas, toga en mano, hasta que no quedara una " neurona" por quemar.

Sin jueces que ayudaran a judicializar la política no hubieran "matado" a Podemos. Sin jueces que no hubieran amortiguado los efectos devastadores de la actuación criminal organizada del PP, éste ya estaría ilegalizado. Sin jueces que colaboraran inflando "casos" y filtrando sumarios que estaban adulterados previamente por la UDEF y otras cloacas, la opinión pública tendría un mejor concepto de su papel.

Hay quien cree, que cambiando la composición del Consejo General del Poder Judicial el problema está resuelto. En verdad, nada cambiará porque el mal viene de viejo, todo se ha destapado y es más que obvio que la ley que predomina es la del imperio. Es tan tirano el que convierte su voluntad en poder, como aquel que interpreta la ley a su voluntad y pensar. Si quien está para velar por el cumplimiento de las leyes, termina dando la impresión de que en su interpretación pesa más su ideología, su condición de clase, su identidad nacional o sus filias y fobias, la democracia se convierte en tiranía, la ejerza ésta un político, un militar o un juez.

Cuando un juez o jueces se creen más que el pueblo y su soberanía, malo. Si en el ejercicio pierden el norte de su rol, peor. Y si encima se erigen en "salvadores", ya no hay diferencia entre tener sable o vestir con toga.