
En Canarias, el capitalismo salvaje va de la mano del colonialismo. Obviar esta realidad es hacerle un flaco favor a la verdad. Aquí el afán de lucro desmedido y desalmado tiene acento europeo, mentalidad capitalista, actitud colonial y ahora también disfraz "ecosostenible". Por eso un ecologismo canario que sólo se declare "conservacionista" es como un esclavo que diera las gracias por techo y comida o un Yanomami pactando "campos de golf" con una multinacional.