A desalambrar, para ganarle la guerra cultural al colonialismo
Lo que estamos presenciando es una evolución del colonialismo hacia una forma aún más perversa. Lo llamo el “síndrome de la posada”. Antes, el turista era un visitante temporal. Venía, gastaba y se iba. Ahora, el turista se queda. Compra casas, acapara recursos y termina desplazando a la población.