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Canarias: el nuevo colonialismo verde y la batalla por la sostenibilidad real

De la transición energética a la destrucción ambiental: cómo un modelo centralizado amenaza el futuro del archipiélago.

CANARIASEl domingoSemanario LA RAÍZSemanario LA RAÍZ
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En la historia de Canarias, las dinámicas de explotación y control externo han adoptado diferentes formas, desde la colonización del siglo XV hasta la modernidad. Hoy, bajo el disfraz de la sostenibilidad y la transición energética, surge un nuevo colonialismo que concentra recursos y poder en manos de multinacionales energéticas, sacrificando el medio ambiente y los intereses de las comunidades locales.

La controvertida central hidroeléctrica Chira-Soria, la eólica marina y la expansión del gas en las islas han puesto en evidencia un modelo energético que, lejos de ser sostenible, amenaza con devastar el territorio y consolidar un sistema al servicio de un oligopolio energético. Figuras como Antonio Hernández, Antonio Morales y organizaciones como Ben Magec están en el centro de un debate que redefine el futuro de Canarias.

El discurso oficial: sostenibilidad y progreso

La narrativa oficial en Canarias se presenta como un intento de liderar la transición energética global. Proyectos como Chira-Soria, la expansión de la eólica marina y la instalación de centrales de gas se justifican como necesarios para reducir las emisiones de carbono y avanzar hacia una economía basada en energías renovables. Sin embargo, este discurso, repetido por actores como Antonio Hernández y Antonio Morales, ha sido fuertemente cuestionado por su falta de coherencia y su impacto real en el territorio.

En una reciente manifestación contra la instalación de una central de gas en el Puerto de Las Palmas, Hernández expresó su rechazo con contundencia:

"Se cargaron el Volcán Roque Ceniciento; intentaron meternos la Macroincineradora de Biomasa y el Teleférico, nos metieron un zoo marino y un taller de megayates, y ahora quieren montar una granja de pulpos y una Central de Gas. ¿En qué cabeza cabe que sigan intentando imponernos esto, contra el criterio del Ayuntamiento de Las Palmas y el Cabildo de Gran Canaria, una central declarada tóxica y cancerígena por informes oficiales de Sanidad?"

Este tipo de declaraciones reflejan una postura crítica hacia ciertos proyectos energéticos, pero la posición de Hernández se vuelve contradictoria al analizar su respaldo a Chira-Soria, un proyecto que representa una de las mayores amenazas ambientales en Gran Canaria.

Chira-Soria: el ecocidio del barranco de Arguineguín

La central hidroeléctrica Chira-Soria, promovida por Red Eléctrica Española (REE), ha sido presentada como la solución para almacenar energía renovable en Gran Canaria. Sin embargo, este megaproyecto transformará el barranco de Arguineguín, una joya natural protegida, en un complejo industrial. Las críticas al proyecto incluyen:

Impacto ambiental: El barranco, parte de la Red Natura 2000, sufrirá daños irreversibles, afectando especies endémicas, paisajes y ecosistemas únicos.

Centralización de recursos: El control de la energía estará en manos de REE, una multinacional cuyo principal interés no es el beneficio local, sino el lucro corporativo.

Falta de participación ciudadana: Las comunidades afectadas denuncian que no han sido consultadas ni incluidas en las decisiones.


Organizaciones como Salvar Chira-Soria han liderado la resistencia contra este proyecto, calificándolo de ecocidio y exponiendo las verdaderas motivaciones detrás de su promoción. Según los críticos, Chira-Soria es una estrategia para consolidar el control energético en manos de un oligopolio, en lugar de fomentar un modelo descentralizado y participativo.

El papel de Antonio Morales: ¿líder de la eco-isla o facilitador del oligopolio?

Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, ha sido uno de los principales impulsores de la transformación energética de la isla bajo el lema de la "eco-isla". Sin embargo, su gestión ha estado marcada por contradicciones. Aunque se ha manifestado públicamente en contra del gas natural, en 2019 votó a favor de la instalación de una regasificadora en el puerto de Las Palmas, lo que desató fuertes críticas.

Además, su administración no ha priorizado medidas de eficiencia energética o autoconsumo, como la instalación de paneles solares en edificios públicos o la electrificación del transporte terrestre. En cambio, ha optado por proyectos de gran escala que benefician a multinacionales energéticas y generan un alto impacto ambiental.

Ben Magec en Gran Canaria: ¿Freelances de Antonio Morales?

La federación ecologista Ben Magec, de la que Antonio Hernández fue portavoz, también ha sido objeto de críticas. Históricamente, la organización se posicionó como defensora del medio ambiente en Canarias, pero su postura frente a proyectos como Chira-Soria ha sido ambigua. Algunos la acusan de legitimar estos megaproyectos bajo la bandera de las renovables, en lugar de liderar una oposición firme y coherente.

Esta ambigüedad ha generado desconfianza en sectores de la sociedad que ven en Ben Magec una organización que ha perdido su capacidad de representar verdaderamente los intereses ambientales y sociales del archipiélago.

La eólica marina: el próximo capítulo del colonialismo verde

El mar de Canarias es el nuevo objetivo de este modelo extractivista. La expansión de la eólica marina, presentada como una solución sostenible, plantea serias amenazas para la biodiversidad marina y las comunidades costeras. Las zonas propuestas para estos parques eólicos incluyen áreas de gran valor ecológico, y las comunidades pesqueras locales denuncian que serán desplazadas de sus medios de vida.

Este nuevo frente de batalla refleja una vez más la falta de consulta y transparencia en la planificación energética de Canarias, perpetuando un modelo que favorece a multinacionales mientras marginaliza a la población local.

El nuevo colonialismo verde: una historia que se repite

La dinámica actual de la transición energética en Canarias recuerda al proceso de colonización del siglo XV, cuando se justificaba el saqueo y la dominación bajo el discurso de la "civilización". Hoy, bajo el lema de la sostenibilidad, se repite un patrón similar: grandes proyectos energéticos centralizados que destruyen el territorio y concentran los beneficios en manos de unos pocos.

Los "Fernando Guanarteme" modernos, representados por figuras como Antonio Morales y Antonio Hernández, disfrazan intereses particulares de progreso, justificando decisiones que perpetúan la dependencia y el expolio.

Un modelo alternativo es posible

Frente a este panorama, organizaciones ciudadanas y movimientos de resistencia están articulando propuestas para una transición energética más justa y sostenible. Estas incluyen:

Descentralización: Promover el autoconsumo y la generación distribuida en techos de edificios públicos y privados.

Eficiencia y ahorro: Reducir el consumo energético mediante políticas de eficiencia.

Participación ciudadana: Incluir a las comunidades locales en la toma de decisiones.

Protección del territorio: Priorizar proyectos que respeten el medio ambiente y el patrimonio natural.

El futuro de Canarias en juego

La transición energética de Canarias debe ser una oportunidad para empoderar a las comunidades locales, proteger el medio ambiente y garantizar un futuro sostenible. Sin embargo, el modelo actual, centrado en megaproyectos como Chira-Soria y la eólica marina, amenaza con repetir los errores del pasado, consolidando un nuevo colonialismo disfrazado de verde.

La lucha por el barranco de Arguineguín y el rechazo a la central de gas en el puerto de Las Palmas son solo el comienzo de una batalla más amplia: la lucha por un modelo energético al servicio de Canarias y no de los intereses corporativos.

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