CANARIAS TIENE MILENIOS DE HISTORIA: BASTA YA DE LLAMAR “PREHISTORIA” A LA MEMORIA INDÍGENA

CANARIAS25 de marzo de 2025Semanario LA RAÍZSemanario LA RAÍZ
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La narrativa oficial ha reducido a “prehistoria” lo que fue una rica y compleja historia indígena en las Islas Canarias. Una mirada eurocéntrica y colonial que urge desmontar con el conocimiento arqueológico, la oralidad, y la recuperación de voces propias.
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Durante décadas, la historia oficial enseñada en las escuelas canarias comienza —en el mejor de los casos— con una vaga descripción de los guanches como “habitantes primitivos” y termina con la llegada de los conquistadores europeos en el siglo XV. Todo lo anterior, desde los siglos anteriores a nuestra era hasta los últimos días de resistencia indígena, se encierra bajo una etiqueta empobrecedora y profundamente injusta: prehistoria.

Pero, ¿qué pasa si todo lo que sabemos —o creemos saber— está atravesado por una lógica profundamente colonial y eurocéntrica? ¿Y si esa división entre historia y prehistoria no responde tanto a la realidad cultural del Archipiélago como a una forma de inferiorizarla y justificar su dominación?

Hoy, con décadas de avances arqueológicos y nuevas corrientes de pensamiento descolonial, esta distinción comienza a tambalearse. Y con razón.

 
Una historia sin tinta, pero con memoria

La historiografía tradicional ha establecido que una sociedad “entra en la historia” cuando desarrolla escritura. Pero esta es una definición profundamente limitada. “El hecho de que las culturas indígenas canarias no dejaran textos escritos no significa que no tuvieran historia. Significa que la contaron de otras maneras: en la memoria oral, en los rituales, en las cuevas-santuario, en la arquitectura comunal y en sus relaciones con el territorio”, explica la arqueóloga Verónica Alberto Barroso, quien lleva años investigando la complejidad de las sociedades indígenas del archipiélago.

La ausencia de escritura no implica ausencia de civilización. Como señala el historiador José Farrujia de la Rosa, “reducir la historia indígena a la categoría de ‘prehistoria’ es un acto de violencia epistémica. No es una neutralidad científica, es una construcción política colonial que niega la agencia histórica de los pueblos originarios”.

 
Culturas complejas, no pueblos primitivos

La arqueología ha demostrado que las sociedades indígenas canarias poseían una organización social, política y espiritual profundamente elaborada. Desde estructuras sociales jerarquizadas (como los menceyatos en Tenerife o los guanartematos en Gran Canaria), hasta prácticas religiosas en espacios rituales como el Roque Bentayga o las cuevas de Ajuy.

Se han encontrado estructuras agrícolas, sistemas de almacenamiento, manifestaciones artísticas y elementos que indican un conocimiento astronómico. Todo ello documentado sin necesidad de tinta, pero con piedras, huesos, fuego y memoria. En palabras de Farrujia: “No podemos seguir considerando que estos pueblos estaban congelados en el tiempo. Tenían historia. Una historia que fue interrumpida violentamente”.

 
¿Prehistoria en el siglo I d.C.? Absurdo y eurocéntrico

Mientras en el siglo I d.C. los romanos escribían tratados filosóficos y los griegos debatían sobre política, las islas Canarias ya estaban habitadas por pueblos que habían llegado desde el norte de África siglos antes. ¿Por qué entonces se dice que en ese mismo siglo, Canarias vivía en la “prehistoria”?

La respuesta es clara: porque no eran europeos, no tenían escritura latina y no produjeron fuentes textuales al estilo occidental. Este es el núcleo de lo que autores como Walter Mignolo llaman la “colonialidad del saber”: la idea de que el conocimiento válido es solo el que emana de Europa y de sus formas culturales.

 La conquista como borrado histórico

La colonización no solo implicó la ocupación territorial, sino también un proceso sistemático de destrucción de la memoria indígena. Las élites coloniales impusieron el castellano, borraron los nombres indígenas de los territorios, destruyeron templos y rituales, y escribieron la historia desde el punto de vista de los vencedores.

“El relato de la conquista se construyó sobre el silencio del otro. Se nombró ‘bárbaros’ a quienes tenían otro orden simbólico, se clasificó como ‘prehistoria’ lo que no se entendía desde la mirada europea, y se usó la arqueología como justificación ideológica de la inferioridad indígena”, denuncia Farrujia en su obra Arqueología, colonialismo y dictadura (2014).

 
Descolonizar el relato: hacia una historia indígena de Canarias

Hoy, cada vez más voces académicas y sociales en Canarias claman por un cambio de paradigma. Se trata de romper con esa cronología que presenta a los pueblos indígenas como una “anomalía primitiva” y empezar a hablar de historia indígena canaria, reconociendo que la historia no empieza con la escritura, sino con la experiencia humana.

Colectivos como Acorán, investigadores como Verónica Alberto, Juan Francisco Navarro Mederos o Antonio Tejera Gaspar, y espacios educativos alternativos, están construyendo otra forma de entender el pasado: una que no niegue la memoria indígena, sino que la coloque en el centro.

Como dijo Joseph Ki-Zerbo, gran historiador africano: “No hay pueblos sin historia. Solo hay pueblos cuyas historias han sido negadas”.

 
Una Historia milenaria, no “prehistoria”

Llamar “prehistoria” a mil años de historia indígena canaria no es inocente. Es un acto político, una forma de dominación simbólica. Es urgente descolonizar el lenguaje, las categorías y las narrativas que seguimos repitiendo sin cuestionar.

Canarias tiene historia. Milenaria. Rica. Diversa. Viva. Y es hora de que se le reconozca como tal.

 

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