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Carta abierta a las familias VANDERMARLIERE Y VAN BIERVLIET, inversores del proyecto CUNA DEL ALMA en TENERIFE

A continuación reproducimos íntegramente la carta abierta dirigida a las familias inversoras del proyecto Cuna del Alma, en El Puertito de Adeje, Tenerife. La carta ha sido escrita por Anne Striewe, directora general de la Fundación Canarina. Este proyecto pretende construir 420 villas turísticas de lujo en uno de los pocos rincones de costa que aún están a salvo del turismo de masas en Canarias.

CANARIAS04 de agosto de 2022 FUNDACIÓN CANARIA
Marca-positivo

  

Estimadas familias Vandermarliere y Van Biervliet, permítanme contarles a través de esta carta una historia sobre las Islas Canarias.

Como ya sabrán, somos unas islas situadas en medio del Atlántico, mucho más cerca de África que de Europa. Hace poco más de 500 años habitaban en estas tierras pueblos bereberes con una cultura prácticamente neolítica, y en el siglo XV fueron conquistadas por los castellanos. En el proceso de conquista, el destino mayoritario de estos pobladores originales fue el exterminio o la esclavitud. Los que quedaron vivos, tras la conquista sufrieron una aniquilación cultural, ya que sus ritos, sus costumbres y su lengua fueron prohibidos por los castellanos, que les impusieron los suyos. A pesar de la extrema aculturación sufrida tras la conquista, en estas islas aún se mantiene vivo un pequeño y precioso legado de esos pueblos originales, que se expresa a través de deportes vernáculos, de lenguajes silbados, de toponimia, o de restos arqueológicos.

Después de la conquista castellana las cosas empezaron a cambiar mucho. Se implantó un nuevo modelo de sociedad jerárquica, en el que el clero y la nobleza, los conquistadores y algunos aborígenes privilegiados se convirtieron en las clases altas, en caciques que tenían muchas tierras y agua. Mientras, la mayor parte de los aborígenes supervivientes no tenían privilegio alguno y, junto a campesinos, artesanos y demás trabajadores ocupaban los escalafones más bajos de la sociedad, sirviendo frecuentemente como esclavos. Los castellanos también trajeron consigo un nuevo modelo económico: la agricultura intensiva basada en monocultivos para su exportación. El primer monocultivo que se expandió por las islas fue la caña de azúcar, que se exportaba principalmente a Flandes. Después del azúcar vinieron otros muchos monocultivos: el vino, que se vendía sobre todo a Inglaterra, el tinte carmín obtenido de la cochinilla y, por último, el plátano.

Estas islas llegaron a perder casi el 90% de sus bosques después de la conquista, debido a la tala indiscriminada. Los bosques se talaron con el fin de despejar tierras para poder cultivarlas, así como para obtener madera y otras materias primas. Bosques termófilos, pinares canarios y bosques de laurisilva (un bosque de la era terciaria único en Europa), vieron su superficie drásticamente reducida. Mientras la Naturaleza de las islas sufría estos abusos, las clases humildes trabajaban sin cesar y el negocio de los monocultivos enriquecía a los comerciantes extranjeros y a los caciques locales.

Tras 5 siglos de tradición agrícola, a partir de 1970 la economía giró y la agricultura comenzó un proceso de declive en favor de la ocupación masiva de la costa, con la creación de infraestructuras orientadas al turismo. Los lugareños, que hasta ese momento solo le daban valor a la tierra que se pudiera cultivar, vendieron por precios ridículos sus propiedades a grandes inversores que estaban viendo claramente el potencial turístico de las zonas costeras. Hoy en día, tan solo 50 años después, ya prácticamente no queda un metro de costa sin construir.

A partir de la explosión del turismo de masas, no han parado de crecer los problemas en Canarias: en primer lugar, la población se ha multiplicado sin control. Este incremento poblacional ha generado una inmensa presión sobre unos recursos muy escasos en estas islas, como por ejemplo el agua. A la cada vez más numerosa población residente se suman los turistas, que además de consumir agua y energía, también generan una gran cantidad de basura, de aguas residuales y de contaminación atmosférica, derivada sobre todo del transporte, tanto terrestre como aéreo.

Les dejo algunos datos:

El 80% de nuestras basuras se entierran en vertederos, lo cual es un grave problema en islas con un territorio tan limitado.
El 60% de nuestras aguas residuales no se depura, sino que se vierten directamente al mar o a los barrancos. Parece que nuestro gobierno prefiere pagar las sanciones impuestas por Europa a invertir en un sistema eficiente de depuradoras.


Más del 80% de nuestra electricidad viene de quemar combustibles fósiles en centrales térmicas poco eficientes, a pesar de que nos sobran recursos renovables como el sol y el viento. Últimamente se está apostando por grandes parques eólicos y fotovoltaicos que, por desgracia, siguen en manos de los mismos lobbies de la energía que no permiten que prosperen pequeñas iniciativas de autoconsumo doméstico o un sistema de abastecimiento energético descentralizado, porque quieren seguir controlando el lucrativo negocio energético. Lo peor es que están apoyados por las autoridades
Más del 90% de nuestro alimento es importado, a pesar de contar con 125.000 hectáreas de tierras cultivables en desuso. Nuestras autoridades no apoyan al sector primario local, sino que favorecen la importación, de forma que un agricultor o un ganadero canario es incapaz de poner en el mercado productos que puedan competir con los que vienen de fuera.  Nos han convertido en un territorio completamente dependiente del exterior. Ya no somos dueños de nada.


Cuando un turista viene a Canarias, lo que ve a simple vista es un escaparate de bienestar. Ve buenas carreteras, muchos coches, muchos hoteles, centros comerciales y villas de lujo. Pero si ese visitante fuera capaz de mirar detrás del escaparate que se le brinda, vería otra realidad bien distinta. Vería que Canarias es una de las regiones de Europa con más riesgo de pobreza y exclusión social. Vería que nuestros sueldos son los más bajos, que tenemos uno de los sistemas sanitarios peor valorados y que el sistema educativo tampoco sale muy bien parado. La tasa de paro juvenil es alarmante, superando el 40% (es la más alta de todo el país). El sueldo medio de un canario es de 1000 € mensuales, y prácticamente es imposible encontrar en las islas un alquiler por debajo de 600 o 700 €. Y no hablo de una villa de lujo, sino de pisos de 50 metros cuadrados. Ahora que se ha puesto de moda el alquiler vacacional, las viviendas ya no se alquilan a la población local, sino a foráneos que pueden pagar el triple, con lo cual la gente de aquí se está viendo empujada a vivir en lugares cada vez más alejados. Las islas se han convertido en un parque temático de sol y playa para los visitantes, infinitamente más pudientes que la población local.

Si echamos la vista atrás y miramos la historia acontecida en estas islas desde la Conquista, será fácil que comprendan que en Canarias hay un sentimiento de invasión y de expolio. Se ha invadido nuestro territorio y se ha expoliado. Se ha expoliado nuestra identidad, se ha expoliado nuestra cultura, se ha expoliado nuestra naturaleza y se han expoliado nuestros recursos, y todo ello para el beneficio de unos pocos.

Entiendan ustedes que no podemos seguir viendo cómo se vende ni un metro cuadrado más de nuestra tierra para que la disfrute gente que no la ama. Que no la ama porque no la conoce, y que debido a esa misma falta de conocimiento no duda en alterarla y destruirla. Entiendan ustedes que, aunque nuestra naturaleza es una joya única en el mundo, vemos cómo está siendo maltratada para que unos pocos hagan negocio. Entiendan que, mientras para ustedes nuestros malpaíses son solamente tierras baldías llenas de piedras y cactus, para nosotros son paisajes maravillosos, llenos de especies de flora y fauna singulares, paisajes en los que nos hemos criado y que estamos viendo desaparecer. Mientras que para ustedes nuestro mar es solo un gran charco en el que divertirse con flotadores y motos de agua, para nosotros es cultura, alimento y hogar de ballenas, delfines y tortugas. Mientras que para ustedes los hoteles y campos de golf son su lugar de descanso y de ocio, para nosotros son símbolos de precariedad laboral y de un consumo de recursos salvaje e insostenible. Entiendan ustedes que la lucha no es sólo contra un hotel o un complejo de villas, sino que es contra todo un modelo. Entiendan que ha llegado la gota que ha colmado el vaso, que en algún momento hay que poner un límite, que ha llegado la hora de decir basta y de no seguir permitiendo este tipo de atropellos. No podemos más. No podemos hacer ni una concesión más a este modelo de subdesarrollo que nos ha llevado al borde del colapso medioambiental, social y económico en el que nos encontramos ahora mismo

Llevamos décadas (por no decir centurias) viendo cómo nuestras clases políticas y empresariales oprimen al pueblo y destruyen la naturaleza mientras se llenan los bolsillos. Les pedimos por favor que no hagan negocios con ellos, que no den crédito a sus mentiras. Los proyectos que ustedes quieren traer aquí no van a traer riqueza ni bienestar a las islas. Las islas no necesitan más este tipo de inversiones.

Si quieren invertir aquí, inviertan ustedes en salvar Canarias. Inviertan en todo aquello que nuestros gobernantes al parecer no son capaces de afrontar. Inviertan en reconvertir una parte de la planta hotelera obsoleta en residencias de ancianos. Inviertan en centros culturales, en hospitales, en educación. Inviertan en proyectos medioambientales, en reforestar nuestros esquilmados bosques, en planes que creen empleo en nuestros espacios naturales, para divulgar sus valores y mantenerlos limpios y cuidados como se merecen. Inviertan en sistemas de depuración de aguas, para poder dejar de verterlas al mar. Inviertan en investigación sobre modelos energéticos sostenibles y descentralizados que cubran las demandas de estas islas. Inviertan en ciencia, en cultura, en arte. Inviertan en la regeneración de nuestros suelos agrícolas y en crear un modelo de autoabastecimiento y soberanía alimentaria para nuestro pueblo. Inviertan en mejorar la red de transporte público para podamos dejar de tener el modelo de movilidad más insostenible de toda Europa. Inviertan en mejorar nuestros núcleos de población, creando parques, zonas verdes y centros deportivos. Y, por supuesto, inviertan también en turismo, pero en un turismo que apueste por la calidad en vez de por la cantidad, que no deprede los recursos naturales, que esté basado en el respeto a la cultura y a la población local y que vele por un reparto justo de la riqueza.

He escrito esta carta para intentar que ustedes puedan comprender por qué ocurre lo que ocurre. Para que entiendan por qué hay manifestaciones contra su proyecto, por qué hay jóvenes acampados en la zona y encadenándose a las palas intentando impedir las obras. Para que entiendan por qué una gran parte de la población está muy enfadada y no ve en su proyecto ni bienestar, ni riqueza, ni puestos de trabajo, sino la perpetuación de un modelo a todas luces insostenible. Escribo esta carta con la esperanza de que me dirijo a personas sensibles e inteligentes, que espero que sean conscientes de que se mueven ustedes en unas esferas que no son para nada representativas de la mayoría de la población. Espero que se den cuenta de que la realidad de esta tierra va más allá de lo que los empresarios y políticos con los que han tratado les han querido mostrar, y que ahora ya comprendan que esa realidad es mucho más amplia y compleja.

Para terminar, en nombre de esa parte de la sociedad canaria a la que represento, les pido que reconsideren la situación y que no sigan adelante con la inversión en el proyecto Cuna del Alma, que nada más nacer ya está marcado por supuestas irregularidades legales y por la polémica. Con esto, les aseguro que harían ustedes historia en Canarias, dando un espaldarazo definitivo al cambio de modelo que tanto necesitamos. La otra opción, que será la que seguramente elijan, es seguir adelante. Por desgracia ya lo hemos visto demasiadas veces.

Ahora mismo tienen en sus manos una semilla para el cambio y también una semilla para continuar con la destrucción. Ustedes eligen cuál quieren germinar.

Anne Striewe

Bióloga, Guía Oficial de Turismo de Canarias y Directora General de la Fundación Canarina


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