LA LUCHA ECOLOGISTA ES SOBERANISTA
Defender la tierra que uno habita es lo mínimo exigible a un soberanista. Diríamos que va en el pack de quien dice ser y reivindicarse cabalmente como tal. No hay "paraiso canario" que soñar y proponer si no nos rebelamos contra la agresión que sufre el que hoy tenemos en legado. La "ofensiva salvaje" que estamos sufriendo en estos últimos años, amenaza con extinguirnos y en Canarias la "especie" más en peligro es el propio canario. Por eso el ecologismo en Canarias no puede ser sólo un reclamo o un "pepito grillo" para con el poder desalmado, sino incorporar que para salvar Canarias hay que ir, a la vez que "rebeldes", en la dirección de ser soberanos. No hay otra, porque con España y su Estado podrido, esperar razón, cambio o sentido común de alguno de sus "gobiernos" y escuderos isleños, es más utópico que reclamar para nuestra tierra ser un nuevo Estado.
EDITORIAL18 de noviembre de 2022Semanario LA RAÍZEl ecologismo canario puede ser la raiz y el pilar desde el que se levante el nuevo soberanismo canario. En una etapa histórica como la que atravesamos, donde el mundo lucha por su supervivencia frente al capitalismo bárbaro que no quiere en verdad frenar el cambio climático, esa misma lucha desde Canarias pasa también por tumbar a uno de sus aliados: el colonialismo y sus multinacionales que aquí llevan muchas décadas operando. De poco nos servirá decir que hemos descolonizado nuestras mentes de este sistema de mercado que destruye la vida en el planeta, si nos negamos al mismo tiempo a quitarrnos la venda que aquí nos han impuesto: la de creer que sin España no seremos nada, no tenemos alternativa, que estamos condenados a sobrevivir con el misero papel que nos han reservado.
El planeta está en emergencia climática, cierto, palmario. Quien lo niegue es un negacionista climático, un peligro por ignorantado. Pero, ¿y Canarias?. ¿Es que acaso es menos evidente que estamos en un grado de emergencia en todo ámbito?. ¿Es que de verdad podemos ser ciegos y sordos al reclamo y necesidad de un cambio político drástico en Canarias, para aquí sí, esperarlo de los mismos que están matando el planeta en sus cumbres de sólo anuncios para retratos?.
Si para un soberanista ser ecologista es consustancial, para un ecologista canario ser soberanista es una apuesta inaplazable. No habrá soberanía alimentaria, ni energética, ni cultural y educativa, ni posibilidad de cuestionar a los piratas y asesinos de nuestros ecosistemas naturales y sociales, sin soberanía politica real de Canarias.
Aqui las palas que destruyen nuestro paraiso no son sólo privadas, son estructurales, son coloniales y por tanto pararlas de verdad pasa también por "la acción directa. contra el dependentismo que consiente el ecocidio, el colonialismo que lo alimenta y el salvaje capitalismo que lo vampiriza todo. No vale con pensar y sentir sólo globalmente, toca soltar amarras para con un status quo que claramente es insuficiente para llamarse siquiera autogobierno y canario.
La lucha por la legítima defensa de nuestro paraiso natural, no es sólo un derecho sino un deber, pero pensar que de las leyes y jueces españoles, de su Constitución o Estatuto ahijado, vamos a obtener algo que se parezca a la Canarias que anhelamos, es tanto como esperar de rezos un milagro. Cuando sus inteteses chocan con los nuestros, las elites y el Estado español van a tirar para ellos.
Lo ocurrido en Cuna del Alma es un ejemplo. Alquien vendió y un extranjero compró. Se saltaron sus propias leyes y el pueblo canario tuvo que ponerse delante de sus palas y matones para ganar un asalto. O nos empoderamos, les enseñamos los dientes, hacemos que el miedo cambie de bando y les plantamos delante que una Canarias Libre es el próximo escenario o nos van seguir ningunendo, engañando, meándonos en la cara convirtiendo en spot publicitario nuestro exterminio como pueblo.
Como bien reclaman los jovenes partisanos y las alzadas en la Acampada de Armeñime o aquellos ya alzados para Salvar cada barranco, CANARIAS NO SE VENDE, SE AMA Y SE DEFIENDE y no queda otra que para conseguirlo tenemos que incorporarnos al objetivo de SER, DE VERDAD, SOBERANOS.
Al planeta lo salvamos también siendo disidentes contrarios al colonialismo depredador que aquí nos tiene mentalmente esclavos y politicamente atados.