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La unidad de las izquierdas en Canarias; ni posible, ni deseable.

A falta de más definición, la autodenominada izquierda del PSOE, se presentará a las próximas elecciones autonómicas, "con la intención" de repetir gobierno con PSOE, NC y "los Curbelos". Toda una declaración de intenciones e "intereses" de la izquierdita dependentista. Fuera de esa "entente" se ha manifestado Alberto Rodríguez y los ecologistas, que apuestan por sumar con la izquierda soberanista. Eloy Cuadra no los explica.

CANARIAS22 de febrero de 2023 Eloy Cuadra
OIP (1)
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Volvemos como en cada contienda electoral con la cantinela de la unidad de las izquierdas, esa que supuestamente provocaría un mejor resultado en las elecciones para las iniciativas a la izquierda del PSOE. Sin sorpresas en la colonia, como viene siendo habitual no parece que se vaya a lograr dicha unidad, por los intereses encontrados de la lideresa del partido morado Noemí Santana y algunos de los representativos de otras corrientes, al plantearse vetos, puestos en lista y otras condiciones inasumibles. Si la presumible división se acaba consumando vendrán los lamentos habituales en torno al ridículo, la división del voto, los egos, la lucha por los sillones y todo lo que queramos. Y en este punto me atrevo a plantear una pregunta: ¿es deseable y buena esa supuesta unidad de las izquierdas en las condiciones en las que se está planteando? Mi respuesta es un rotundo no. No es ni buena ni deseable esa unidad, para empezar porque se pretende la unidad de iniciativas políticas que pueden tener similitudes pero no son lo mismo, como tampoco son lo mismo una murga y una comparsa aunque las dos son carnavaleras, por eso actúan siempre por separado. Analicemos si no un momento los partidos y coaliciones que tenemos en las izquierdas alternativas.


A un lado tenemos una coalición formada por Izquierda Unida, Podemos y Si se Puede, partidos por todos conocidos, con dos que son el mismo partido, ambos con sede en Madrid, y un tercero de ámbito local como el Sí se Puede. Los tres, visto lo visto por la experiencia que tenemos, no ofrecen ningún tipo de ruptura o confrontación directa con el sistema, esto es, no van contra el capitalismo salvaje que nos condena, no al menos de manera clara y contundente, limitándose a jugar en el terreno político con iniciativas políticamente correctas aceptadas por el sistema (ecología, medio ambiente, algunos derechos sociales, feminismo, algunos derechos humanos), algo que hemos podido comprobar en lo pusilánimes que han sido en la defensa del derecho a la vivienda frente a gobiernos vendidos, fondos buitre, bancos y grandes corporaciones internacionales, por ejemplo, al tratarse de una lucha claramente fuera de lo políticamente correcto. Tampoco plantea esta coalición ningún tipo de cambio de estatus para Canarias hacia posiciones soberanistas, dado que dos de los tres partidos son de ámbito estatal y obediencia a Madrid, y el tercero no lo plantea abiertamente en ningún lado. Esto en cuanto a línea programática, pero si valoramos la coalición en términos de popularidad u oportunidad, nos encontramos con un partido como Izquierda Unida que unió su destino a Podemos cuando se entregó a ellos, y tenemos al partido morado bajo mínimos, con Yolanda Díaz la líder más valorada queriendo prescindir de la marca Podemos porque resta, y que en Canarias ha ofrecido una versión ciertamente lamentable, como muletilla triste del gobierno títere de las flores, con una de las peores consejeras de servicios sociales de la historia y un último episodio para llorar, cuando colocan de cabeza de lista a la municipales de Arona, uno de los ayuntamientos más importantes de Canarias, a un señor que antes estuvo en Coalición Canaria y en Nueva Canarias, despreciando a una muy comprometida, valiente y trabajadora Antonella Aliotti. Los terceros son los del Si se Puede, sin representación alguna en la provincia de Las Palmas, sobreviviendo en Tenerife con lo que hacen en La Laguna y lo que predican dos diputados en el parlamento que ya pasan de 60 años. Por último podemos valorar las formas en las que se trabaja desde esta coalición, lamentablemente son las de la vieja política, verticalidad, jerarquía, política desde arriba hacia abajo y poco o nada de escuchar a la calle o al pueblo canario. Con estos antecedentes no parece que vayan a ilusionar mucho al electorado, por mucho que se postulen como la opción más fiable a la izquierda del PSOE en Canarias. 


Entre medias, de momento en tierra de nadie, dos proyectos todavía sin novias intentando hacerse un sitio en el universo político de las izquierdas canarias, los de Más Canarias de Errejón, a mi modo de ver muy suaves, y muy verdes, para los que vale un análisis parecido a los anteriores, y los recién creados de la exdirigente de Podemos Meri Pita llamados Reunir Canarias, de los que poco puedo decir porque poco sé, salvo que llevan de cabeza de lista al Parlamento a una candidata que antes fue militante del Partido Popular, lo cual no parece la mejor de las presentaciones pensando en una campaña dura, a sabiendas de que se lo van a sacar seguro. 


Y así llegamos hasta la otra coalición en las izquierdas, la encabezada por el proscrito Alberto Rodríguez y su Proyecto Drago, en torno al que se han unido los independentistas de Ahora Canarias, además de los partidos Verdes Equo y Los Verdes de Canarias. De ellos diremos de entrada que tienen menos infraestructuras, menos base y menos capacidad económica que la primera coalición citada, dado que tres son partidos muy minoritarios y el Proyecto Drago acaba de nacer. Pero eso no debe suponer en principio un problema e incluso podría constituir una ventaja, al no haber tenido responsabilidad de gobierno en Canarias ni peso real en lo que ha pasado en las últimas décadas no están en teoría manchados por el devenir de los acontecimientos, ni por la mala fama que tienen los políticos en todos lados. Pero más allá de este detalle, lo que tenemos es a un exdiputado de Podemos en el Congreso que siempre molestó en Madrid por su estética y sus formas pegadas al pueblo, al que guillotinaron de mala manera por un asunto poco justificable, un exdiputado Alberto Rodríguez que nunca tuvo responsabilidad política en Canarias y que mantiene buena parte del apoyo que lo llevó a repetir como congresista en una segunda legislatura, que se presenta con un proyecto nuevo que lleva como bandera la obediencia Canaria, esto es, autonomía y libertad para decidir en todo sin que venga nada impuestos desde Madrid o desde cualquier otro lugar externo a Canarias. Además de esta premisa, muy importante, también les he leído en un reciente documento de la coalición que plantean un proyecto a largo plazo más allá de las elecciones, dando cabida con un papel relevante a colectivos sociales y movimientos ciudadanos. Y qué quieren que les diga: de entrada la música suena bastante bien, a mí al menos, pues llevo muchos años pensando y pidiendo una formación o Frente Amplio de izquierdas sin vasallaje a Madrid o a cualquier otro partido sucursalista. Porque está claro, la mayoría de problemas que afectan en la actualidad a Canarias tienen que ver con la imposibilidad para decidir desde aquí sobre lo que conviene o no conviene, una falta de soberanía o poder de decisión que nos lleva a ser esclavos y títeres de intereses ajenos a Canarias. También aciertan en mi opinión al plantear un proyecto a medio-largo plazo y al pedir la participación del pueblo, pues buena parte de los fracasos de iniciativas anteriores vienen dados por el cortoplacismo y la falta de participación ciudadana. 


Con lo poco que llevamos analizado parece claro que una coalición de estos últimos con la primera de Podemos, Izquierda Unida y Sí se Puede no parece poder casar mucho, pues para producirse habrían de quedar subsumidas o anuladas algunas premisas de partida importantes y el proyecto grupal quedaría muy devaluado. Por otra parte la unión tampoco garantizaría mejores resultados, por el hartazgo general que hay entre la población con los partidos que han tenido responsabilidades de gobierno, y en especial con la marca Podemos que tanto ha traicionado a la gente. La unidad por tanto no es deseable ni conveniente en los términos en los que se plantea en la actualidad. Así las cosas, a mi modo de ver la única unidad posible y deseable en las izquierdas de Canarias es una unidad de corte soberanista claramente anticapitalista y base popular, sin vasallaje o rendición de cuentas a ningún otro poder externo a Canarias. Lo más parecido a este modelo que planteo es la confluencia que encabeza el Proyecto Drago, donde también hay por supuesto algunas incógnitas. De entrada no está nada claro que lo que postulan lo vayan a llevar a la práctica, y no sería la primera vez que aparece un proyecto político vendiéndonos motos de participación ciudadana y demás milongas, para luego volver a la vieja política jerárquica y elitista de siempre. Tampoco está claro que se atrevan a llevar una línea política claramente anticapitalista. Y aclaro, esta premisa es fundamental, pues la mayoría de lo que nos condena como sociedad, más allá de la falta de soberanía, viene dado por el capitalismo salvaje de la escasez, el pillaje y las corporaciones, de modo que no habrá mejora para Canarias si no planteamos jugar a otro juego, con otras reglas, más humanas, más  justas y más valientes. Y ahí está el problema, hace falta ser muy valiente para abanderar un proyecto político anticapitalista, en un mundo donde la mayoría llevan a un capitalista infectado dentro. De esta manera, si al final esta coalición se pliega a jugar con las reglas del juego políticamente correctas impuestas por el sistema, quedará convertida en la misma comparsa acompañamiento de siempre que poco o nada va a mejorar. 


Y bueno, hasta aquí mi reflexión de hoy, veremos qué pasa en las próximas y decisivas semanas, y en qué queda todo este baile de máscaras y artificios.   


Eloy Cuadra, escritor y activista social. 
 

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