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YO SÍ VOTO, JUEGO MI CARTA

El debate suscitado en amplios sectores sociales sobre el sentido del voto o no voto en las próximas elecciones del 23J, no deja de producir posicionamientos distintos y distantes, algunos hasta sorprendentes, pero no por ello menos respetables y por ende, en este medio, a publicar. Jesús Almeida participa de ese debate abierto y expone en este artículo su opinión al respecto.

LA BAJA DEL SECRETO28 de junio de 2023 Jesús Almeida
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 Ante la realidad de distribución del poder del 23 de julio se generan dos escenarios, en uno, el poder lo podría asumir el bloque del nacionalcatolicismo español, y más allá de lo que puedan hacer en lo que llamaríamos condiciones normales, y que me gustará más o menos, está la posibilidad del intento de aniquilación de mi pensamiento político, la tentación de negarme el pensamiento político activo de considerarme miembro de una nación ocupada que debe aspirar a todo en su condición nacional.

Por tanto, si se diera esta pretensión de aniquilación de mi derecho natural a hacer proselitismo de la noción de soberanía para Canarias, en nombre de ese derecho natural debería defenderme en máximo grado, un escenario que resulta conveniente evitarlo, precisamente, con el voto.

El segundo escenario, es que gane el otro bloque, sin que esperemos grandes cosas del mismo desde el punto de vista de la canariedad, pero en este escenario puedo dedicarme a construirme en positivo, y no a invertir el tiempo en defender mi derecho vital y natural político en su máxima expresión.

En definitiva, entre los dos escenarios me interesa el segundo, y para ello debo jugar mis cartas, o mi única carta, votar.

Por tanto, yo sí voto, juego mi carta.

¿Por qué otros creen que no deben jugar su carta, que no deben votar?

La idea del abstencionismo en sectores que rezuman una fuerte identidad canarista es tradicional y a mi modo de entender, a riesgo de que se enroñen conmigo, no es más que la manifestación de la impotencia y frustración de no encontrar cobijo en nuestro propio pueblo a las ideas de la dignidad nacional canaria.

No entender lo que pasa y no saber cómo actuar generan frustración que acaba en una rebeldía autodestructiva, precisamente para lo único para lo que nos dan permiso es para estarnos callados y quietos. Por ello, que votemos es lo que les incomoda y lo que mantiene la lucha viva, de ahí que propugne votar y jugar la carta.

Cuestión diferente es cómo mover la carta, y para ello observo la realidad partiendo del escenario que me interesa, y sobre todo atendiendo a una máxima, la máxima utilidad de mi única carta.

Por principio, el enemigo de una Canarias digna con reconocimiento nacional no puede ser mi carta, por tanto, el bando nacionalcatólico español no es mi carta.

CC o NC va a ser que no, porque el fraude ya es mucho y la vulgaridad más, no tienen identidad nacional, pero además, atendiendo al criterio de la utilidad tampoco serviría.

Ahora Canarias y compañía tampoco me sirven, por un lado por el valor utilidad ante la necesidad de decidir escenario, y por otro, no me voy a parar en esto, pero a dicha formación no le considero con las luces suficientes para liderar y gobernar una nación, y menos con discursos de hace sesenta años, cuando a la sociedad canaria en general, aun cuando estén en la miseria no se reconocen como “obreros”. Entender el brutal cambio sociológico operado en la sociedad es necesario para acometer el cambio político que necesitamos.

Me queda el bando que permite el segundo escenario, donde puedo construirme sin ataque del enemigo, y este bando es PSOE-SUMAR.

De Sumar, dado que vivo en Gran Canaria, cosa diferente podría ser vivir en Tenerife por poner un ejemplo, es claro que vuelve a entrar el valor utilidad, por cuanto pocas posibilidades tiene Noemi Santana, si a ello se añade que su número dos es mandada desde el imperio y encima no tiene naturaleza canaria, no es una haplotipo U6b1, más fácil me lo ponen, tampoco es una opción.

En consecuencia, me queda una posibilidad, y créanme por favor, que me escandaliza.

Dado que no tengo una opción política que me represente con un nivel de coherencia en sus postulados atendiendo a la realidad nacional canaria actual, y con capacidad intelectual para armar un buen discurso jurídico-económico que sea presentable, me queda por pensar que tengo que jugar mi carta de la forma más inteligentemente posible, debo buscar el segundo escenario para evitar el primero, y a ello además debe ir el refuerzo de la seguridad de esa búsqueda, por tanto, el valor del voto útil.

Admito que todavía no me lo creo del todo, ni siquiera sé a quienes presentarán los pesoistas ni me importa, pero sí creo totalmente convencido que tengo que hacer algo, debo jugar mi carta, la que puedo jugar ahora. Yo, sí voto.

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