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LA MIGRACIÓN EN CANARIAS Y LA URGENCIA DE UNA TERCERA VÍA

LA BAJA DEL SECRETO09 de julio de 2024 Eloy Cuadra
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Imaginen a una Comisión de la Unión Europea con unos cuantos expertos, esos técnicos encorbatados que acostumbran a salir en la tele, gente preparada, en cualquiera de los países africanos que amontonan a personas en sus costas deseando llegar a Canarias. Imaginen ahora a los expertos separando a los africanos en grupos de a 100, entre los que habrá niños, mujeres, adolescentes, embarazadas y adultos; e imaginen también que tras un escrupuloso sorteo eligen a 23 de cada grupo de 100 y los fusilan allí mismo, al resto los trasladan a Canarias para que se busquen la vida por aquí, por supuesto sin papeles y con el riesgo de ser devueltos al continente africano, salvo si son menores. ¿Qué dirían de esta gente europea tan preparada si hicieran eso?: psicópatas, dementes, asesinos, de ahí para arriba. Pues justamente esto es lo que está pasando, lo único que cambia es la forma en la que los matamos. Y es que según los datos recientes son veintitantos de cada 100 los africanos que mueren en la travesía hacia Canarias, un fallecido por cada 3,5 rescatados, en una ruta, la más letal del mundo, que no usan porque quieran, lo hacen porque no les queda otra, después de que Europa se haya encargado de esquilmar y empobrecer al continente negro desde que lo pisó, y de un tiempo a esta parte se hayan asegurado de blindar la ruta mediterránea para evitar que lleguen africanos pobres a las costas andaluzas, a las italianas, a las griegas o a Baleares, territorios todos de la Unión Europea que quieren proteger. Dicho de otra manera: Europa tapona una vía y canaliza los flujos por la ruta canaria, porque Canarias para los europeos no es Europa, es un territorio frontera, es otra colonia africana más, son islas cárceles, es un archipiélago cementerio donde pueden acumular africanos, vivos o muertos, menores o adultos, sin que les llegue nada por allí, y donde tras el vergonzoso y recién aprobado Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, por el que por cierto votaron a favor PP y PSOE, cualquier país europeo puede pagar una cantidad de dinero a España para que los africanos se queden en Canarias. 


La pregunta que toca hacernos en Canarias y en España entera, pero especialmente en Canarias porque es dónde lo sufrimos, es la siguiente: ¿por qué permitimos esto?, ¿por qué consentimos sin pelear?, ¿o por qué la mayoría se agrupan en dos bandos a cuál más equivocado? Porque si equivocado es culpar a los africanos pobres, a las víctimas, a los que sufren y mueren, y cargar contra ellos en manifestaciones racistas usandolos como chivos expiatorios (suerte que Canarias no es racista y la manifestaciones de este sábado fueron un auténtico fracaso, especialmente en Tenerife donde algunos colectivos tomamos iniciativas en contra que creo frenaron bastante esta deriva de odio tan peligrosa), no menos equivocado es pensar que todo está bien así porque se ha frenado a la ultraderecha y al odio, o porque en Francia han ganado los de la Francia insumisa,  europeístas de izquierdas (recomiendo la lectura muy aclaratoria del artículo de Rafael Poch, Euromiseria). Pues no señores, no se confundan, Europa no es la solución, y mucho menos para Canarias, Europa es de momento el enemigo, pues es Europa con sus políticas la que condena a Canarias a ser el vertedero de la Unión Europea, un experimento avanzado del capitalismo más salvaje. Porque es Europa, como ya he dicho antes, la que lleva toda la vida sangrando, sobornando, corrompiendo, extrayendo, esquilmando las economías y los recursos naturales del continente africano, con unas políticas de cooperación al desarrollo que son todo menos cooperación al desarrollo, como vimos en febrero pasado, con el señor Sánchez y  a la señora Von der Leyen soltando hasta 500 millones de euros a Mauritania para que controlen y reduzcan la salida de migrantes a Canarias, esto es, para que hagan labores de policía, y ya están viendo los resultados, no sólo no han frenado las llegadas,  ahora llegan en mayor número, y mueren muchísimos más. 


Por esto, por todo lo que está pasando, es hora de apuntar bien el tiro y no equivocarnos, es hora de admitir que en Canarias tenemos un problema con la inmigración, pero no un problema con la inmigración africana pobre, tenemos un problema con los flujos migratorios descontrolados y masivos que tienen a Canarias como punto de destino o paso obligado. Empezando por el tema ya nombrado de la migración pobre africana, es un problema por el drama que supone, básicamente por eso, porque mueren muchísimos, no porque sean un problema que afecte a los canarios. Porque como llevo diciendo tiempo los africanos pobres no quitan ni encarecen la vivienda o la cesta de la compra, ni restan trabajo, ni restan ayudas, ni colapsan la sanidad o cualquier otro servicio público, ni inciden prácticamente nada en el día a día de los canarios de a pie, salvo para bien, a excepción de ciertas cuestiones de seguridad por el aumento puntual de ciertos delitos, lo que se resuelve por la vía policial, como se trata también la delincuencia internacional o nacional de peninsulares, canarios, europeos, latinoamericanos y de otros tantos países.  El asunto de los menores migrantes no acompañados, otro problema, no el gran problema, es una cuestión política por la que deberíamos estar haciendo manifestaciones día sí día también en las sedes del PP y del PSOE, pues ellos son los que tienen la llave para desbloquear el problema. La llegada continuada de migrantes de Sudamérica con visado de turista por tres meses para quedarse luego de manera irregular, tan irregular como cualquier africano de los que llegan en patera, también debemos ponerle asunto en Canarias, porque es parte del mismo problema. Los sudamericanos no mueren en el trayecto y pasan algo más desapercibidos que los africanos pobres, pero son muchísimos más, en torno al 25% de los extranjeros residentes en Canarias. La diferencia en el nivel de vida y renta entre Canarias y los países de los que vienen, sumadas las facilidades que aquí encuentran para acceder a trabajos que los canarios no quieren y la coincidencia del idioma, hacen que el flujo de personas del continente americano siga aumentando. Similar problema con la llegada a Canarias de europeos de medio y alto poder adquisitivo con la intención de trabajar, invertir, teletrabajar, especular o comprar vivienda en Canarias, casi el 60% de los residentes extranjeros en Canarias son de estos países europeos, entre italianos, ingleses, alemanes, franceses o de Europa del Este, un flujo también continuado que ni Europa ni España tienen intención de limitar. 


 Así, en la inmensa torre de Babel que es Canarias hoy, con proyecciones de más de dos millones y medio de habitantes para dentro de poco, quedan unos cuantos miles de canarios residentes, unos porque nacieron aquí y otros porque sentimos Canarias como nuestra propia tierra, que vemos muy mal cómo se va perdiendo progresivamente la identidad y la cultura de un pueblo empujados por estos flujos migratorios incontrolados, y como es cada día más difícil vivir aquí, desde alimentarse bien, por la inflación que genera la especulación, la alta demanda y la continua llegada de gente de alto poder adquisitivo, pasando por el acceso imposible a la vivienda, o la insostenibilidad ambiental, demográfica y de recursos que soportamos. Todos estos problemas que tiene Canarias, que no son pocos, y otros que no nombro, tienen casualmente que ver directa o indirectamente con los flujos migratorios y no son abordados correctamente por las Administraciones de Madrid o de Bruselas, tampoco por el PP y otros tantos partidos españolistas con sede en Madrid, como no lo hacen en absoluto los de Vox o los de ese nuevo partido de Alvise, muy al contrario, ellos apuestan por abandonar a Canarias o por incendiarla con discursos alarmistas, racistas y avisos de invasión. No, ni uno ni otro son el camino, ni odio, miedo y repliegue nacionalista, ni seguidismo y pleitesía a la Europa de los mercaderes. Con todo, por si no tuviéramos suficiente también hemos de sufrir a un Gobierno de Canarias con un partido como Coalición Canaria, rehén del capital al que se debe, pusilánime, timorato o como queramos llamarlo, incapaz de plantear la reivindicaciones y las luchas que necesita Canarias en estos momentos, con el estilo suavito y moderado del actual presidente, que ya estamos viendo, no sirve para nada, ni va a cambiar básicamente nada más allá de las migajas que quieran darle desde la Metrópoli.


Así las cosas urge una tercera vía, más nos vale tener claro contra quién apuntamos y quién es el enemigo. Por supuesto que no son los africanos pobres, ni los magrebíes, ni los sudamericanos,  ni los europeos, ni los peninsulares, los flujos migratorios existieron siempre, la gente migra a donde puede ir a ganarse mejor la vida, la culpa es de los políticos y de las políticas que no legislan y regulan cuando causan los efectos que están causando en Canarias, la culpa es de la Europa del control y la escasez, una monumental estafa de la que es urgente que despertemos. En esta línea de despertar, en el movimiento que se organizó en torno a las manifestaciones multitudinarias del pasado 20 de abril por un cambio de modelo, de alguna manera se incidió en el problema, pero dado el carácter universalista, internacionalista y de defensa de los derechos humanos de muchos de los colectivos organizadores no se quiso entrar de lleno en el problema migratorio, pero mucho me temo que cuanto más tardemos en abordarlo peor será. Un abordaje que pasa por supuesto por muchas medidas, luchas y acciones, pasa por más paz y menos guerras, más derechos y reconocimiento de los pueblos oprimidos y menos genocidios e imperialismos, pasa por más justicia social y menos monopolios privados, por más cooperación real al desarrollo y menos extractivismo depredador, y pasa también, en especial en lo que concierne a Canarias, por forzar por las buenas o por las malas, primero en Madrid y después en Bruselas, a que Canarias tenga otro estatus de relación con Europa distinto al de las RUP -ya sea Estado Archipielágico o País Territorio de Ultramar-, uno que permita a las Islas afrontar con cierta autonomía y capacidad de decisión buena parte de los problemas a los que nos enfrentamos, y poder así regular con sentido el interés actual de medio mundo por venir a vivir a Canarias.




 

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