
A la bandera canaria: pilar de la Nación. En su 61 Aniversario. En un nuevo homenaje a todos los y las compatriotas que te hicieron su estandarte y el corazón de la Patria.


Lo que estamos presenciando es una evolución del colonialismo hacia una forma aún más perversa. Lo llamo el “síndrome de la posada”. Antes, el turista era un visitante temporal. Venía, gastaba y se iba. Ahora, el turista se queda. Compra casas, acapara recursos y termina desplazando a la población.
EDITORIAL03/01/2025 JOSE CARLOS MARTIN PUIG
En Canarias, las múltiples crisis sociales, ambientales y económicas se suceden como olas que golpean las islas una y otra vez. A pesar de ello, la respuesta de la población parece apagada, contenida, como si el fuego de la protesta apenas lograra encenderse. El desconcierto es inevitable: ¿qué frena la reacción popular? ¿Qué explica esta aparente resignación colectiva?
Para entenderlo, hay que mirar hacia atrás, hacia las raíces profundas que han moldeado nuestra historia y nuestra forma de estar en el mundo. Existe una clave histórica que muchos prefieren ignorar: el colonialismo y sus secuelas. Este legado ha sembrado en la psique del canario una indefensión aprendida que, generación tras generación, ha consolidado una parálisis colectiva difícil de romper.
A lo largo de los siglos, cada vez que el pueblo canario intentó levantar la voz, reclamar derechos o luchar por mejores condiciones de vida, fue reprimido o, peor aún, ignorado. El silencio como respuesta repetida ha calado hondo, generando la creencia de que resistirse no tiene sentido porque, haga lo que haga, nada cambiará. Así, la adaptación y la resignación se han convertido en parte de nuestra identidad.
Es la metáfora del elefante encadenado. Cuando el elefante es pequeño, se le ata con una cuerda que intenta romper una y otra vez sin éxito. Al final, aprende que no puede liberarse. Cuando crece, aunque tenga fuerza suficiente para arrancar el poste de cuajo, jamás lo intenta. El canario es ese elefante. La cuerda ya no está, pero el condicionamiento permanece.
A esta dinámica histórica se suma el papel del turismo, que ha contribuido a reforzar esta mentalidad. Nos han vendido durante décadas la idea de que vivimos en un paraíso y que debemos estar agradecidos por ello. “¡Qué suerte vivir aquí!”, repetimos como un mantra, mientras a nuestro alrededor el paisaje se degrada, la vivienda se encarece y nuestra cultura se diluye.
El modelo turístico, que inicialmente fue visto como una bendición económica, ha mostrado con el tiempo sus sombras: destrucción del medioambiente, precariedad laboral, crisis habitacional y pérdida de identidad cultural. Sabemos que este modelo es insostenible, pero lo aceptamos porque tememos perder lo poco que tenemos. El turismo es nuestra principal fuente de ingresos, y criticarlo parece un acto de autodestrucción. Nos encontramos atrapados en una paradoja: somos conscientes de que este camino nos lleva al abismo, pero cambiarlo parece demasiado arriesgado.
Ahora, con el modelo económico cabalgando hiperdopado, el turísmo desbordado y fuera de control, esa contradicción empieza a aflorar. La población comienza a ser consciente de que algo no funciona. Sin embargo, deshacerse de décadas de sumisión mental no es tarea fácil. El cambio no ocurre de la noche a la mañana.
Lo que estamos presenciando es una evolución del colonialismo hacia una forma aún más perversa. Lo llamo el “síndrome de la posada”. Antes, el turista era un visitante temporal. Venía, gastaba y se iba. Ahora, el turista se queda. Compra casas, acapara recursos y termina desplazando a la población canaria. El canario pasa de ser anfitrión a convertirse en extraño en su propia tierra.
Esa sensación de tener el control, aunque fuera de manera simbólica, se ha desmoronado. El “posadero” que creía manejar el negocio, se da cuenta de que el huésped ha tomado las riendas. Las protestas del 20 de abril y el 20 de octubre reflejan esta ruptura. La primera movilización reunió a más de 200.000 personas; la segunda, apenas 10.000. La falta de respuesta institucional o, peor aún, la sensación de que nada se logrará, vuelve a activar la indefensión aprendida. El ciclo de resignación se reinicia.
Pero este ciclo puede romperse. El cambio, sin embargo, no será inmediato ni sencillo. Requiere un trabajo de fondo, similar al que se realiza en psicología clínica cuando un terapeuta ayuda a un paciente a superar una fobia o a desmontar creencias irracionales. Se trata de realizar una reestructuración cognitiva a nivel colectivo.
El colonialismo nos dejó algo más dañino que la explotación económica: nos dejó un relato. Un discurso que nos ha hecho creer que dependemos de España, de la UE y de las ayudas externas porque, sin ellas, no sabríamos sobrevivir. ¿Se imaginan el daño que causa escuchar durante generaciones que eres incapaz de prosperar por ti mismo? Esta narrativa es un acto de crueldad hacia todo un pueblo.
El canario vive atrapado en un sueño del que no es consciente. Un sueño donde el protector es, en realidad, el verdugo. Sin embargo, las nuevas generaciones han crecido con una mayor autoestima hacia lo canario. Este orgullo puede convertirse en la chispa que encienda una transformación real, pero necesita canalizarse hacia un proyecto que mire al futuro con ambición.
El camino hacia el cambio no pasa por lamentar nuestras desgracias, sino por construir una visión de Canarias rica, sostenible y justa. Canarias puede convertirse en una Noruega del Atlántico, impulsada por energías renovables y una economía del bien común. Podemos ser un puente entre continentes, un referente global en sostenibilidad.
El empoderamiento llegará cuando dejemos de contar nuestras cadenas y empecemos a forjar nuestro futuro sin ellas. La oportunidad histórica está a nuestro alcance, pero solo podremos aprovecharla cuando creamos que nos la merecemos.
No somos posaderos. Somos dueños de nuestra casa, de nuestra tierra y de nuestro destino. El miedo es el mayor legado del colonialismo, y deshacernos de él es nuestro mayor acto de resistencia.
Es hora de desalambrar. De cortar las cuerdas invisibles que aún nos atan. La guerra cultural contra el colonialismo no se gana esperando respuestas de fuera, sino recuperando nuestra voz y reescribiendo nuestro relato. El futuro de Canarias depende de que entendamos que somos capaces, y de que creamos, de una vez por todas, que podemos construir un país digno, soberano y libre.

A la bandera canaria: pilar de la Nación. En su 61 Aniversario. En un nuevo homenaje a todos los y las compatriotas que te hicieron su estandarte y el corazón de la Patria.

El derecho internacional ya no existe. Ha dejado de tener valor alguno. El marco jurídico que servía como "árbitro" de las relaciones entre naciones y dique de contención teórico para evitar la barbarie en los conflictos internos y entre países desde el final de la segunda guerra mundial es ya pasado. Todo lo que ocurra tras el genocidio en Gaza formará parte de la "nueva normalidad" del Desorden mundial creado por EEUU, Rusia e Israel, con la vergonzante connivencia de la UE, la pasividad de China y la patética actitud de la ONU. Mañana mismo cualquier otro país del mundo puede sufrir lo que Gaza.

Palestina Libre!. Claro que sí. ¡Sáhara Independiente!. Absolutamente sí. ¡Que el imperialismo saque sus garras de América Latina!. Obvio y necesario. ¡Abajo el Neoliberalismo y la ultraderecha!. Progresistas plurinacionales....uníos!. Adelante. ¡¡¡Viva Canarias Libre!!!....No,no, no...eso no toca. Nunca toca. La causa Canaria, para la izquierda DEPENDENTISTA, no es causa.

Desde distintos sectores del nacionalismo canario de izquierdas cada vez son más las voces que llaman a una confluencia electoral de todas las sensibilidades que se agrupan bajo el sentir de que Canarias tendría que defenderse de la ofensiva electoral de las derechas españolas. Si en Junio de 2027 el PP y VOX suman para gobernar en España, bueno será que Canarias pueda tener un búnker ante sus políticas por muy raquítica que sea la Autonomía actual.

Alguien dijo que "asesinar la imagen" de un oponente político sale "más limpio y barato" que hacerlo como en el pasado. También otro intelectual avisó de aquello de que, tras ver como el autoritarismo venía a por otros y no hacer nada, "un día vinieron a por mi y no había nadie siquiera para dar cuenta de ello". En España, primero fueron a por Podemos, después a por todo independentista y ahora van a por todo lo que queda.

El 30 de Mayo empezó siendo una celebración impostada para unir lo canario a la Autonomía colonial. Cuarenta años después, hay que admitir que, al menos para centenares de miles de canarios, es una fecha interiorizada ya y donde celebran el vínculo territorial, vital y cultural que les une a pesar de toda la asimilación orquestada y perpetrada por propios y foráneos.

¿A la tercera va la vencida?. Probablemente faltará mucho más.Esta cita del 18M es importante, pero aún lo será más, aquella otra donde tanta fuerza disidente sea consciente de que la victoria no llegará sólo con manifestaciones. En Canarias la democracia está secuestrada y la dictadura tiene rostro colonial.

La Raiz ya adelantó hace unos meses, que la ultra "lideresa" moganera urdía su propia estrategia para reivindicarse como la "Teo" del otro "cantón" grancanario. Confirmado queda lo avanzado. Ya tiene nuevo juguete, fija su sede en el mismísimo Aguimes y el nombre elegido es Somos Gran Canaria. Teo presentó el suyo una semana antes y Clavijo en su Congreso gris hablando de "unidad". La trama toma forma.

Así se desprende de una encuesta, que aún está en el horno y que "tantea" ya medio de comunicación para darse a conocer "al gran público". Las ultimas eran de Junio de este año (NC-Report y Sigma 2). La que está por publicar, fue encargada por un partido a finales de Septiembre y se nutre de un sondeo propio y un cruce con datos de la última oleada del CIS recogidos en Canarias. Trabajando con la matriz que proporciona el CIS y con factores correctores aplicados por estos estadísticos de la Universidad grancanaria, los resultados que arrojan apuntan a un escenario muy ajustado que podría decantarse finalmente hacia la derecha.

Nuestro colaborador Andrës Ramírez, Profesor de Enseñanza Secundaria, nos ofrece una detallada panorámica de la trayectoria que han llevado los "tránsfugas" Teodoro Sosa y Óscar Hernández en los últimos meses. De llamar a una "renovación" en NC a lanzarse a los brazos de la CC más derechista.

El agitador sólo pretende seguir "haciendo caja" con sus redes sociales, engordar su narcisismo ultra y tentar a los sectores más ultras de la juventud canaria a que copien sus maneras.

La izquierda española con su "dejar hacer, dejar pasar" suicida, ha dejado que la ultraderecha fuera ganando terreno y ya podria ser tarde. Los ultras cuentan con financiación, sicarios mediáticos, bots masivos en redes, partidos en instituciones y referentes "callejeros" con altavoz para pasar ya a la etapa final: de lo digital a "lo tumultuario".

Esto de las distintas varas de medir y el "celo profesional" según con quién, no es nuevo, pero si cada vez más descarado. Si ya es feo, feo, cuando la discriminación se da por algunos de los supuestos que precisamente la Constitución dice que no se debe, peor se pone cuando "la cosa" va de activar el "protocolo antiviolencia" según sea "el saludo de la tribu". El pasado sábado, casi medio centenar de energúmenos llegados de Madrid, montaron su "espectáculo facha" por las calles de 7 Palmas. Los "castizos" pasaron toda la tarde bebiendo cerveza en un local de CC Las Ramblas, para después coger el avión ya mareados. Los de "La Naciente" fueron retenidos por la policía fuera del Estadio en aplicación de "la nueva ley del Deporte".

El mito de una supuesta invasión marroquí a Canarias si el archipiélago alcanzara la independencia se repite con frecuencia. Pero ni la geopolítica, ni la economía, ni la estrategia militar lo respaldan. Analistas y diplomáticos coinciden: sería una operación imposible, ruinosa y sin sentido.


Reflexión sesuda, bien documentada y transgresora de quien, sin duda, fue y sigue siendo una de las mentes más preclaras y brillantes del nacionalismo canario más consecuente. En los tiempos del Movimiento Canarias Libre y el MPAIAC, sufrió detenciones y represión por parte del Estado español. Fue uno de los portadores del Dossier entregado en la OUA sobre la situación colonial de Canarias. Tras militar en PCU y ser concejal de UPC, abandonó la primera línea política hasta que en los 90 acompañó el intento de hacer posible un PNC potente e independiente. Coalición Canaria acabó con esa tentativa y "robó" las siglas. Desde su Artevigua natal y a sus lúcidos 78 años, nos hace llegar este fabuloso análisis,cuya lectura merece ir de principio a fin.

Canarias vive una nueva conquista: ya no llegan carabelas, sino fondos de inversión. Los nuevos colonos no empuñan espadas, sino escrituras. La vivienda se ha convertido en el botín de una economía que despoja a los isleños de su propio derecho a existir en su tierra.

En el marco de los actos y conferencias programados por la Comisión 22 de Octubre para conmemorar el 61 Aniversario de la Bandera Nacional Canaria, tuvo lugar días atrás la interesante aportación que Jesús Rodríguez y Ricardo González-Roca realizaron ante un nutrido grupo de asistentes. Por el interés suscitado por sus contenidos, La RAIZ publica integranente sus contenidos y agradece a LIBERACIÓN CANARIA su colaboración para que así sea.