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JUAN: "NO TENGO NI LUZ EN MI CASA Y MENOS UN ORDENADOR Y ME PIDEN QUE SAQUE UN CERTIFICADO DIGITAL PARA PEDIR UNA AYUDA "

Todos los dias acude puntual al contenedor donde una boutique del pan tira sus sobras al cerrar. Si hay suerte, será la única comida del día. Tiene 61 años, se llama Juan y con sus apenas 9 años cotizados, ni a la ayuda para mayores de 55 le dan. Como él hay miles. A partir de las 8 de la tarde proliferan en la ciudad baja. Si ya triste es la imagen, ésta se convierte en indignación cuando se reparte por toda la ciudad. Mucho "marketing de ayudas", poco de efectividad. La Raíz habla con gente que sobrevive en nuestras calles. Te lo contamos.

CANARIAS05 de noviembre de 2023Semanario LA RAÍZSemanario LA RAÍZ
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Juan tiene un techo gracias a que antes fue de sus padres. La mayoría de las noches se alumbra con velas o dos humildes bombillas que a veces logra enganchar a una farola que colinda con su ventana, dice. Lo del agua lo soluciona con algunos baldes que le deja un vecino o una garrafa de ocho litros, "cuando da para eso", te aclara, Y si no, "la fuente luminosa de madrugada te saca del apuro", dice.

La ayuda que cobraba, un día se agotó y las "medidas anticovid" sirvieron para dejarlo en la total exclusión, recuerda. "Los servicios sociales sólo te dan cita por teléfono y yo no tengo y cuando alguien me dejó llamar del suyo, me recibieron, pero me piden un certificado digital y otras cosas y si ni luz tengo, ¿cómo iba a tener ordenador?, relata Juan. Los trabajadores sociales se han convertido en meros administrativos y encima piensan que los formularios son del entendimiento de todo tipo de personas.

Es inaudito cómo han prevalecido las citas y servicios on line o telefónicos para atender a colectivos así, con tanto nivel de exclusión y angustia. Es indignante que " quienes no iban a dejar a nadie atrás", quienes iban a "gobernar para las personas", quienes andan presumiendo de progresismo hayan tenido y tengan aún a Juan y tantos otros comiendo "de los contenedores".

LA RAIZ ha hecho un recorrido por distintos puntos de la ciudad baja de Las Palmas de Gran Canaria. Ha entrevistado, tras días de tanteo y algún "cabito" a algunas de estas personas. A Rosa que pasa 5 horas diarias en la puerta de un SPAR pidiendo, a Pepe que duerme entre los matos de la fuente luminosa todas las noches. También habló con Fermín que llega a las 19.00 h a la plaza de la Feria, para poder dormir después en uno de los duros bancos de piedra que allí ahí. Vicente lo hace en un cajero de la Caixa de León y Castillo, cerrado meses atrás. Allí lo encontramos, escondido al otro lado de un muro de cartones, para que nadie lo moleste. En las proximidades de la antigua facultad de Magisterio duermen Alonso y Lucia, un matrimonio que perdió su casa hace seis años y desde entonces pareciera que la vida los hizo envejecer 22.

Ninguno toma ni tomó drogas nunca. "¿Usted cree que meter las manos en un contenedor buscando comida es fácil?,dice Lucía. "Y pensar que hubo un tiempo en que yo mismo criticaba a quien lo hacía y decía de ellos lo peor. Dios me castigó", añade el ex camarero de un restaurante famoso en el sur de la isla, que con ellos está.

La mayor parte de ellos critica a funcionarios y políticos. La mayoría tiran de la familia unos días, pero es que tampoco ellas lo tienen mucho mejor. Las "ayudas" no dan para pagar ni un alquiler y menos si sumas el "primer mes de fianza" y sin nómina nadie alquila, añade. Lo de los centros está limitado a quienes tienen toxicomanías y lo de los "comedores" es "llegar y que las colas te dejen siempre a las puertas de conseguirlo". Se suman los obstáculos por todos lados y "eso te va matando" dice Pepe.

Hay mucha gente que ayuda, dicen todos, pero a continuación coinciden en que "ojalá fueran trabajos, algo para no tener que pasar la vergüenza de pedir". Y es que Canarias es como un escaparate: ves la parte que vende, pero detrás del cristal hay una horrible realidad social.

Al cerrar esta crónica con Juan, lo vemos lamentarse. "La chica de la dulceria ha mezclado basura y las sobras de bocadillos en la misma bolsa". ¿Que más le daría ponerlos separados en dos bolsas y así poder comer algo hoy yo?, se lamenta. Pepe ha podido reunir 10 euros:  "el de la pizzería me hace un precio a mi y al menos me sobra algo para comprarme una botella de agua, que hoy hubo mucho calor", concluye. Alicia irá el martes a una cita con la trabajadora social de zona: " una señora me hizo la gestión por teléfono, porque me vio llorando en plena calle, hace ya mes y medio de eso". 

Dantesco. Y eso es en las zonas bajas de la ciudad, en donde las diferencias sociales pueden ser cuestión de caminar 5 calles más. Llegan desde todos los barrios. En la zona alta la situación es muchísimo peor, pero allí las cosa no va de calles sino de bloques enteros. Y mientras, las administraciones, pidiéndoles "certificado digital", "números de teléfono móvil", "darde", " certificados de empadronamiento y de no haber recibido ayuda alguna"....Ya eran "miserables" y encima los condenan a ser "nadies" en esta inhumana pompa digital. 

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