
El turista que llega a Canarias cree que llega a un Paraiso donde sus pobladores son "afortunados" por tanta belleza publicitada. Ellos no saben que el camarero que les sirve no llega a final de mes, que no encuentra un alquiler normal, que está en lista de espera eterna para operarse y que su padre dependiente se murió sin ayudas. Ellos no saben que detrás del parque temático que le vendieron, hay un infierno social.