Valencia estalla: el hartazgo ciudadano y el fin de la paciencia con las élites
Y mientras, en La Palma, gente que aún vive en contenedores o abandonados a su suerte. También allí se sacaron "su foto".
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Reportaje de LA RAÍZ
LO QUE PENSAMOSAyerSemanario LA RAÍZEspaña en África: el otro rostro del colonialismo español
En un contexto donde el revisionismo españolista busca blanquear el colonialismo en América, presentándolo como una gesta civilizadora, este reportaje pone el foco en otro capítulo igual de brutal: la presencia colonial española en África. Si bien América Latina ha recibido la mayor atención en los debates históricos, el colonialismo español en Guinea Ecuatorial, el Sáhara Occidental y Marruecos fue una continuación de las mismas políticas de violencia, explotación y exterminio. Este artículo pretende desmontar cualquier pretensión de "legado civilizador" y demostrar cómo el colonialismo en África no fue menos devastador que en América.
Guinea Ecuatorial: esclavitud, violencia y genocidio cultural
El trabajo forzado: una nueva forma de esclavitud
El sistema de "prestación personal" que España instauró en Guinea Ecuatorial a principios del siglo XX obligaba a los indígenas a trabajar en condiciones infrahumanas en plantaciones de cacao, un cultivo destinado exclusivamente a la exportación. Según informes del Archivo General de Indias, los colonos españoles justificaban estas prácticas bajo el pretexto de "modernizar" la economía local. Sin embargo, las cifras de mortalidad en estas plantaciones desmienten cualquier narrativa de progreso: entre 1910 y 1940, la población bubi se redujo en un 40%.
La activista ecuatoguineana Celestina Andeme declaró en un encuentro sobre colonialismo en 2015: "Nuestros abuelos murieron para enriquecer a unos pocos españoles que nunca pisaron esta tierra. Fue una forma de esclavitud camuflada bajo el nombre de progreso".
Destrucción cultural y religiosa
La imposición del cristianismo fue otra herramienta de dominación. Los misioneros españoles quemaron templos tradicionales y prohibieron rituales ancestrales, asociándolos con "la barbarie". Un informe de 1943 del Vicariato Apostólico de Guinea Ecuatorial recoge con orgullo: "Hemos arrancado de raíz las supersticiones de los negros y les hemos ofrecido el verdadero camino de la fe cristiana". En realidad, este proceso supuso la destrucción sistemática de los sistemas de creencias locales.
Expolio de recursos
Las riquezas naturales de Guinea Ecuatorial fueron explotadas sin reparos. Las empresas españolas, como la Compañía Española de Guinea, monopolizaron la producción de cacao, café y madera, dejando a la población local en la pobreza extrema. El economista guineano Max Linaga afirmó en 1970: "Cuando los españoles se fueron, no dejaron nada más que miseria y cicatrices".
Sáhara Occidental: bombardeos, represión y robo de recursos
La ocupación militar y la resistencia saharaui
El Sáhara Occidental fue convertido en un protectorado en 1884, pero la resistencia saharaui nunca cesó. En la década de 1950, España enfrentó numerosos levantamientos tribales. En respuesta, el régimen franquista utilizó una violencia desproporcionada. Documentos desclasificados del Ministerio del Ejército español revelan cómo, en 1958, el uso de bombardeos indiscriminados y ejecuciones sumarias devastó comunidades enteras. Un testigo saharaui, Ahmed Salem, relató: "Los aviones españoles nos perseguían como si fuéramos animales. Muchos de los nuestros murieron intentando huir al desierto".
El saqueo económico
La explotación de los fosfatos de Bou Craa y la sobrepesca de las aguas saharianas se llevaron a cabo con una política de exclusión total de los saharauis. Mientras España exportaba toneladas de fosfatos a Europa, las comunidades locales sobrevivían en condiciones de extrema pobreza. Según cifras del Banco de España en 1970, el Sáhara Occidental generaba anualmente el 20% de las divisas del país, pero ninguno de esos ingresos retornaba a la región.
El abandono: los Acuerdos de Madrid
El punto culminante del colonialismo español en el Sáhara fue su traición final. En 1975, España abandonó el territorio tras los Acuerdos de Madrid, cediendo la región a Marruecos y Mauritania. Esto desencadenó una guerra que continúa hasta hoy. Según el historiador Jacob Mundy, autor de The Postcolonial Sahara, "España no solo dejó el territorio, dejó un pueblo entero a merced de un nuevo ocupante, sin derechos ni soberanía".
Marruecos y el Rif: guerra química y terror
La Guerra del Rif: un genocidio encubierto
La resistencia rifeña liderada por Abd el-Krim durante la década de 1920 fue reprimida con una brutalidad extrema por parte del ejército español. En colaboración con Francia, España empleó armas químicas, como el gas mostaza, para aniquilar a la población civil. Investigaciones recientes del historiador Juan Pando han confirmado que estos bombardeos causaron miles de muertes y dejaron a generaciones enteras marcadas por enfermedades crónicas.
Uno de los testimonios más desgarradores proviene de una anciana rifeña entrevistada en 1975: "Los aviones venían y dejaban caer una lluvia que mataba a las cabras, a los niños, a todo lo que tocaba. Nos escondíamos en las cuevas, pero el veneno llegaba igual".
El expolio y la pobreza endémica
Tras la derrota de Abd el-Krim, España consolidó su dominio sobre el norte de Marruecos. Los recursos minerales, especialmente hierro y manganeso, fueron explotados intensivamente, mientras la población rifeña vivía en la miseria. La represión cultural y lingüística se sumó al saqueo económico, con el árabe y el tamazight relegados en favor del español.
El colonialismo español en África y América: un mismo patrón
El intento actual de blanquear la memoria colonial en América Latina como un "legado civilizador" encuentra su contrapunto en África, donde la narrativa del progreso no resiste el escrutinio histórico. Al igual que en América, en África España utilizó el cristianismo como herramienta de dominación, el saqueo de recursos como justificación económica y la violencia como método de control.
El profesor Ramón Grosfoguel, especialista en colonialismo, señala: "El colonialismo español en América y África tiene el mismo fundamento: la negación de la humanidad de los colonizados y la explotación de sus recursos a cualquier coste".
Memoria y justicia
A pesar de los esfuerzos por ocultar esta historia, la memoria de las víctimas sigue viva. Activistas en Guinea Ecuatorial exigen reparaciones por los crímenes del pasado, mientras que el pueblo saharaui continúa luchando por su derecho a la autodeterminación. En el Rif, las secuelas del colonialismo español persisten en forma de pobreza estructural y marginación.
Este reportaje no busca solo arrojar luz sobre un capítulo olvidado, sino también cuestionar la narrativa oficial que intenta blanquear el colonialismo. La historiadora Mary Beard afirma: "El colonialismo es la historia de un poder que se niega a mirarse al espejo". España tiene una deuda pendiente con África, y es hora de que esta historia salga a la luz.
​​La práctica de exhibir cabezas cortadas ha sido un símbolo de poder y dominación en diversas culturas a lo largo de la historia. En el contexto del colonialismo español en África, especialmente en Marruecos, esta macabra tradición se utilizó como herramienta de intimidación y control sobre las poblaciones locales.
Marruecos y la Guerra del Rif
Durante la Guerra del Rif (1921-1926), el ejército español enfrentó una feroz resistencia por parte de las tribus rifeñas lideradas por Abd el-Krim. En respuesta, las fuerzas coloniales recurrieron a tácticas brutales, incluyendo la decapitación de combatientes enemigos. Las cabezas de los líderes rebeldes eran exhibidas públicamente para sembrar el terror y desmoralizar a la población local.
El historiador Sebastian Balfour, en su obra Deadly Embrace: Morocco and the Road to the Spanish Civil War, documenta cómo estas prácticas fueron utilizadas para consolidar el control colonial y sofocar la resistencia indígena. Estas acciones no solo buscaban eliminar físicamente a los oponentes, sino también enviar un mensaje claro de la supremacía y el poderío colonial.
Guinea Ecuatorial y la Represión Colonial
En Guinea Ecuatorial, aunque la decapitación no fue una práctica tan extendida como en Marruecos, la violencia colonial se manifestó de otras formas igualmente brutales. Los castigos corporales, las ejecuciones sumarias y la represión cultural fueron herramientas empleadas por las autoridades coloniales para mantener el control sobre la población indígena.
El escritor ecuatoguineano Donato Ndongo-Bidyogo ha denunciado en múltiples ocasiones las atrocidades cometidas durante el periodo colonial, destacando cómo la violencia física y psicológica se utilizó para imponer la dominación española.
Sáhara Occidental: Represión y Violencia
En el Sáhara Occidental, la ocupación española también estuvo marcada por episodios de violencia extrema. Aunque no hay registros extensivos sobre la práctica de decapitación en este territorio, la represión de los movimientos independentistas saharauis incluyó detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas.
El documental "Negro limbo", presentado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, examina la vida paradisiaca de los colonos españoles en Guinea Ecuatorial durante los años 50 y revela los crímenes cometidos por el régimen franquista contra el movimiento independentista. ​​
Reflexión Final
La exhibición de cabezas cortadas y otras formas de violencia extrema utilizadas durante el colonialismo español en África reflejan una estrategia de dominación basada en el terror y la deshumanización de las poblaciones indígenas. Estas prácticas, lejos de ser excepcionales, formaron parte de un sistema colonial que buscaba imponer su autoridad a través de la brutalidad y la represión.
Es fundamental reconocer y estudiar estos episodios oscuros de la historia para comprender plenamente el impacto del colonialismo y trabajar hacia una reconciliación y reparación adecuadas.​​
Fuentes
1. Balfour, Sebastian. Deadly Embrace: Morocco and the Road to the Spanish Civil War. Oxford University Press, 2002.
2. Mundy, Jacob. The Postcolonial Sahara. Polity Press, 2010.
3. Pando, Juan. La guerra del Rif. Alianza Editorial, 1987.
4. Archivo General de Indias: Documentos sobre Guinea Ecuatorial y Sáhara Occidental.
5. Entrevistas recogidas en Colonial Memories (2020), de Ana G. Mendes.
Y mientras, en La Palma, gente que aún vive en contenedores o abandonados a su suerte. También allí se sacaron "su foto".
La ministra agota su mandato consciente y confiada de que se le abrirá la misma puerta giratoria que a sus predecesores: una empresa relacionada con el mercado de las armas y la muerte. A muchos pasa inadvertido que Robles es la única ministra "intocable", mimada incluso por la " derecha extrema" y su " facha esfera", sobre tofo por su "ahora y siempre" en la línea de la OTAN. Cuando estalló la crisis rusa la vimos desatada, locuaz y proactiva cuando se planteó un incremento del gasto militar, pero sobre todo muy "en el guión" ahora que habla de "lo inevitable de una guerra mundial". Es la misma ministra que no quiso ceder ni una sola caseta cuando la crisis migratoria en el Puerto de Arguineguín, la misma de la que depende una Guardia civil llena de escándalos de corrupción en sus altos mandos, la misma que encabeza las tesis más derechistas dentro del que se llama gobierno progresista en la Metrópoli. La mismísima que se ha salido con "la suya" para que España siga vendiendo armamento a Israel.
El Tribunal de Justicia de La Haya, ha emitido una resolución que supone un bofetón para la "publicidad de guerra" del régimen sionista israelí. Desde hoy, a la UE, se le hará más cuesta arriba esgrimir el soez argumento de la "legítima defensa" israelí. Más allá de eso, en la práctica, para el pueblo palestino no va a suponer ningún alivio ni merma del genocidio que está sufriendo, por parte de un gobierno israelí que ha demostrado,con creces, un salvajismo que recuerda al de los nazis. El pronunciamiento de hoy, no es siquiera "ponerle el cascabel al gato", porque Israel ya hace tiempo que desprecia a la comunidad internacional y se sabe "protegido" por el Estado más asesino de la historia de la humanidad: EEUU.
El llamado "tradicional mensaje de Navidad" del Jefe del Estado español, representa todos los años un recordatorio del rol de "custodio de laa esencias" que la Constitución del Antiguo Régimen le otorgó a los Borbones. En un discurso "servido" todos los años en prime time y en la noche más familiar, Felipe VI, como ya hiciera su padre durante décadas, quiso 'ungir" de sabiduría, responsabilidad y sentido común a unos súbditos incapaces de estar "a la altura" de lo que "la Una y Grande" les demanda. La "cosa" tiene miga, incluso para quienes se sientan españoles y monárquicos porque, que alguien que representa a una institución tan desacreditada y manchada por toda su familia, ande dando consejos de gobernanza y buenas prácticas, es un insulto a la inteligencia.
La política migratoria europea ya tiene su acuerdo. Se repartirá "la carga"" que supone el problema dicen y "quienes no acepten su contingente, aportarán fondos para ello". Si no fuera un tema de tanta enjundia y calado dramático, el cierre de este acuerdo sòlo tendria de nuevo el que está por escrito porque, de resto, es lo que ya existía en versiòn descarada y desalmada. Los países ricos de la UE pagarán a los del sur para que les sirvan de diques de contención o como, en el caso canario, de cárceles con barrotes de agua. En el acto de firma, el inclito e impresentable eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar, el lumbreras que dijo altivo que "por razones de Estado hay que tragar con todo lo que proponga Marruecos".
El llamado "mundo de la cultura", ese que, supuestamente, contribuye con su hacer a elevarnos más allá de nuestra "animalidad"; ese que se reivindica como "mucho más" que espectáculo y espacio de creatividad; ese que durante siglos se erigió como ariete del progreso y "despertador" de conciencias frente a la barbarie; ese mundo, se ha vuelto ciego, sordo y mudo. Que la muerte de 10.000 niños palestinos quede también en su mala conciencia porque, pudiendo sensibilizar y movilizar a muchos millones de personas en este planeta y frenar este holocausto, ellos andan sólo "en búsqueda de su èxito", a lo suyo, que ha dejado de ser, por tanto, lo nuestro.
Aquella Constitución que se vendió en 1978 como el marco para un nuevo tiempo, un acuerdo de mínimos para superar la dictadura, es hoy una "biblia" echa jirones. La carta magna ha cumplido ya más años que los que el dictador gobernó. Aquel lo hizo "por la gracia de Dios" y éstos, sus sucesores, gracias a que la izquierda y los "nacionalismos" se "domesticaron". Ni ETA consiguió desestabilizar tanto al fundamentalismo constitucional español, como lo hizo el Process catalán. Ni el GAL fue tan "rompedor", como la "trama" orquestada para combatir cualquier modificación sustancial de la España profunda, la atada y bien atada por el Régimen anterior, simiente de éste actual. La Constitución la venden como muro de hormigón, pero en el fondo es papel mojado.
Rusia invadió Ucrania y Europa sancionó al agresor, abrió sus fronteras para acoger a un millón de refugiados ucranios y envió armas al "agredido". Israel invade, bombardea y masacra Palestina y Europa no sanciona al agresor, no acoge ni deja acoger refugiados y ni exige el respeto a los derechos humanos del que tanto hace pose . Se han terminado de retratar. Quedan por tanto moralmente desautorizados para hablar de Derecho Internacional y de DD.HH hasta el fin de los tiempos. EEUU abrió, tras el 11S, su muy especial impunidad para combatir el terrorismo con mucho más terrorismo y abrió una caja de Pandora sin marcha atrás. La UE, pudiendo sancionar y ahogar al sionismo, ha preferido hacer apología de su régimen terrorista. Europa, otra vez, es esa entelequia a la que NO NACE QUERELA.
Javier Milei ha ganado este domingo las elecciones presidenciales de Argentina. Con más de 3 millones de votos de diferencia a su favor, el histriónico candidato de la ultraderecha, será la primera autoridad de una Argentina desesperada que se acaba de inmolar.
Crece el malestar entre la militancia de base de ambos sectores de Nueva Canarias, que empieza a sentirse manipulada por el aparente narcisismo de Román Rodríguez y Teodoro Sosa. Mientras los líderes se aferran al control del partido con discursos contradictorios, las bases cuestionan si las promesas de cambio son solo una cortina de humo para perpetuar sus egos y su poder.
La Acampada Reivindicativa sigue denunciando la total impunidad con que las administraciones canarias siguen actuando contra los más vulnerables. Publicamos íntegramente su comunicado.
Según sus dirigentes pero también por distintas fuentes que así lo han confirmado a LA RAÍZ la implantación de este partido que, en palabras de uno de sus referentes "habia sido lenta oero segura como una lluvia fina", parece haberse ahora acelerado y extendido a todas las islas.
Reportaje de LA RAÍZ
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