EL BRUTAL COLONIALISMO ESPAÑOL EN AFRICA Y PORQUÉ "EN LA ESCUELA NO TE HABLARON A TI"
Reportaje de LA RAÍZ
Somos un medio libre, sin ánimo de lucro ni publicidad de pago y su línea editorial no está sujeta a partido alguno.
Juan Carlos de Borbón, exjefe del Estado español y autoproclamado “patriota”, no solo se ha convertido en el símbolo de la decadencia de la monarquía, sino también en el protagonista de una vergonzosa historia de corrupción e impunidad. Mientras los medios de comunicación afines intentan blanquear su figura y su legado, la realidad es mucho más cruda: el emérito sigue huido en un exilio dorado, lejos de cualquier responsabilidad judicial, acumulando fortuna en paraísos fiscales y escondiendo su riqueza en estructuras opacas que no hacen más que manchar aún más la ya deteriorada imagen de la Casa Real.
Lo más indignante de esta historia no es solo el comportamiento del antiguo monarca, sino la actitud cómplice de las instituciones del Estado español, que, lejos de cumplir con su deber de investigar, sancionar y recuperar el dinero público malversado, han optado por la inacción y el silencio. Ni el Gobierno, ni Hacienda, ni la judicatura han movido un dedo para reactivar las causas pendientes contra Juan Carlos I. Han sido magistrados y periodistas comprometidos quienes, a riesgo de su propia reputación y recursos, han presentado denuncias para evitar que el caso caiga en el olvido.
El emérito, sin embargo, no parece preocupado. Desde su refugio en los Emiratos Árabes Unidos, no solo disfruta de una vida de lujos, sino que continúa gestionando sus negocios y acumulando riqueza, con la tranquilidad de saber que el sistema que durante décadas le protegió sigue haciendo lo mismo. Lo más grotesco es que este supuesto “patriota” prefiere mantener sus fondos en cuentas opacas y paraísos fiscales, lejos de contribuir a la economía del Estado español, al que tantas veces afirmó servir. Su alarde de patriotismo se queda en palabras vacías mientras su dinero alimenta la economía más opaca y fraudulenta del sistema financiero global.
Pero la responsabilidad no recae únicamente en el rey emérito. La Casa Real, lejos de tomar distancia o exigir transparencia, ha optado por el silencio cómplice. Felipe VI, que en repetidas ocasiones se ha presentado como el “renovador” de la institución, no ha hecho nada para garantizar que los actos de su padre sean investigados y juzgados. Al contrario, ha decidido pasar página sin más, como si los desmanes de Juan Carlos no afectaran directamente a la legitimidad de la monarquía. El silencio de Felipe no solo lo convierte en cómplice, sino que pone en evidencia que la renovación de la institución es, en el mejor de los casos, una farsa.
La situación alcanza niveles de tragicomedia con la aparición de la llamada “Fundación Alí Babá”, una estructura supuestamente creada para “gestionar el legado” de la familia real. Aunque el nombre podría parecer una broma de mal gusto, lo cierto es que este tipo de entidades no hacen más que reforzar la opacidad y la desconfianza hacia una institución que, lejos de representar a la ciudadanía, parece estar dedicada a perpetuar su propio privilegio. ¿Cómo se puede justificar la existencia de una fundación de estas características cuando la monarquía ya está bajo sospecha? ¿Por qué la Casa Real sigue sin dar explicaciones claras sobre sus finanzas y sus conexiones?
El Gobierno español, por su parte, no sale mejor parado. En lugar de tomar la iniciativa y exigir rendición de cuentas, se refugia en una estrategia de indiferencia institucional que no solo alimenta la desconfianza ciudadana, sino que demuestra que los pactos de silencio en torno a la monarquía siguen vigentes. La Agencia Tributaria, que no duda en perseguir a pequeños autónomos por errores administrativos, parece incapaz de investigar las cuentas multimillonarias de Juan Carlos en paraísos fiscales. Y la judicatura, que debería actuar con independencia, sigue paralizada, como si temiera las consecuencias de llevar a juicio a quien durante décadas fue intocable.
El problema de fondo no es solo la conducta de Juan Carlos de Borbón, sino el sistema que lo protege. La monarquía, como institución, ha demostrado ser incapaz de adaptarse a los principios democráticos de transparencia y rendición de cuentas. Y las instituciones del Estado español han demostrado, una vez más, que no están dispuestas a enfrentarse a los poderes fácticos que las controlan. Esta combinación de impunidad y complicidad no solo pone en riesgo la credibilidad de la Casa Real, sino la del propio Estado.
La figura de Juan Carlos I, ese “patriota real” que esconde su dinero en las Cuevas de Alí Babá, se ha convertido en el símbolo de un sistema profundamente desigual, donde unos pocos gozan de privilegios mientras la mayoría soporta el peso de las crisis y los recortes. Pero lo que resulta más preocupante es el mensaje que este caso envía a la ciudadanía: en el Estado español, la ley no es igual para todos. Mientras tanto, la Casa Real, en lugar de enfrentarse a su pasado, se aferra a la esperanza de que el tiempo lo borre todo.
El reto no es solo exigir justicia para los actos de un monarca caído en desgracia, sino cuestionar la existencia misma de una institución que se ha demostrado irreformable. Desde Canarias, este caso nos recuerda una vez más la naturaleza de un Estado que, mientras protege a sus élites, ha relegado a territorios como el nuestro a la explotación y el olvido. El camino no es la integración ni la reforma, sino la emancipación de un sistema que ha traicionado a su gente una y otra vez.
La historia de Juan Carlos de Borbón no es solo una anécdota en la decadencia de la monarquía. Es un espejo de la impunidad y la corrupción estructural de un Estado que no ha sabido romper con sus raíces autoritarias. Y mientras el “patriota real” sigue escondiendo su dinero, los ciudadanos, los verdaderos patriotas, son quienes cargan con el peso de un sistema que necesita ser transformado desde sus cimientos.
Reportaje de LA RAÍZ
Y mientras, en La Palma, gente que aún vive en contenedores o abandonados a su suerte. También allí se sacaron "su foto".
La ministra agota su mandato consciente y confiada de que se le abrirá la misma puerta giratoria que a sus predecesores: una empresa relacionada con el mercado de las armas y la muerte. A muchos pasa inadvertido que Robles es la única ministra "intocable", mimada incluso por la " derecha extrema" y su " facha esfera", sobre tofo por su "ahora y siempre" en la línea de la OTAN. Cuando estalló la crisis rusa la vimos desatada, locuaz y proactiva cuando se planteó un incremento del gasto militar, pero sobre todo muy "en el guión" ahora que habla de "lo inevitable de una guerra mundial". Es la misma ministra que no quiso ceder ni una sola caseta cuando la crisis migratoria en el Puerto de Arguineguín, la misma de la que depende una Guardia civil llena de escándalos de corrupción en sus altos mandos, la misma que encabeza las tesis más derechistas dentro del que se llama gobierno progresista en la Metrópoli. La mismísima que se ha salido con "la suya" para que España siga vendiendo armamento a Israel.
El Tribunal de Justicia de La Haya, ha emitido una resolución que supone un bofetón para la "publicidad de guerra" del régimen sionista israelí. Desde hoy, a la UE, se le hará más cuesta arriba esgrimir el soez argumento de la "legítima defensa" israelí. Más allá de eso, en la práctica, para el pueblo palestino no va a suponer ningún alivio ni merma del genocidio que está sufriendo, por parte de un gobierno israelí que ha demostrado,con creces, un salvajismo que recuerda al de los nazis. El pronunciamiento de hoy, no es siquiera "ponerle el cascabel al gato", porque Israel ya hace tiempo que desprecia a la comunidad internacional y se sabe "protegido" por el Estado más asesino de la historia de la humanidad: EEUU.
El llamado "tradicional mensaje de Navidad" del Jefe del Estado español, representa todos los años un recordatorio del rol de "custodio de laa esencias" que la Constitución del Antiguo Régimen le otorgó a los Borbones. En un discurso "servido" todos los años en prime time y en la noche más familiar, Felipe VI, como ya hiciera su padre durante décadas, quiso 'ungir" de sabiduría, responsabilidad y sentido común a unos súbditos incapaces de estar "a la altura" de lo que "la Una y Grande" les demanda. La "cosa" tiene miga, incluso para quienes se sientan españoles y monárquicos porque, que alguien que representa a una institución tan desacreditada y manchada por toda su familia, ande dando consejos de gobernanza y buenas prácticas, es un insulto a la inteligencia.
La política migratoria europea ya tiene su acuerdo. Se repartirá "la carga"" que supone el problema dicen y "quienes no acepten su contingente, aportarán fondos para ello". Si no fuera un tema de tanta enjundia y calado dramático, el cierre de este acuerdo sòlo tendria de nuevo el que está por escrito porque, de resto, es lo que ya existía en versiòn descarada y desalmada. Los países ricos de la UE pagarán a los del sur para que les sirvan de diques de contención o como, en el caso canario, de cárceles con barrotes de agua. En el acto de firma, el inclito e impresentable eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar, el lumbreras que dijo altivo que "por razones de Estado hay que tragar con todo lo que proponga Marruecos".
El llamado "mundo de la cultura", ese que, supuestamente, contribuye con su hacer a elevarnos más allá de nuestra "animalidad"; ese que se reivindica como "mucho más" que espectáculo y espacio de creatividad; ese que durante siglos se erigió como ariete del progreso y "despertador" de conciencias frente a la barbarie; ese mundo, se ha vuelto ciego, sordo y mudo. Que la muerte de 10.000 niños palestinos quede también en su mala conciencia porque, pudiendo sensibilizar y movilizar a muchos millones de personas en este planeta y frenar este holocausto, ellos andan sólo "en búsqueda de su èxito", a lo suyo, que ha dejado de ser, por tanto, lo nuestro.
Aquella Constitución que se vendió en 1978 como el marco para un nuevo tiempo, un acuerdo de mínimos para superar la dictadura, es hoy una "biblia" echa jirones. La carta magna ha cumplido ya más años que los que el dictador gobernó. Aquel lo hizo "por la gracia de Dios" y éstos, sus sucesores, gracias a que la izquierda y los "nacionalismos" se "domesticaron". Ni ETA consiguió desestabilizar tanto al fundamentalismo constitucional español, como lo hizo el Process catalán. Ni el GAL fue tan "rompedor", como la "trama" orquestada para combatir cualquier modificación sustancial de la España profunda, la atada y bien atada por el Régimen anterior, simiente de éste actual. La Constitución la venden como muro de hormigón, pero en el fondo es papel mojado.
Rusia invadió Ucrania y Europa sancionó al agresor, abrió sus fronteras para acoger a un millón de refugiados ucranios y envió armas al "agredido". Israel invade, bombardea y masacra Palestina y Europa no sanciona al agresor, no acoge ni deja acoger refugiados y ni exige el respeto a los derechos humanos del que tanto hace pose . Se han terminado de retratar. Quedan por tanto moralmente desautorizados para hablar de Derecho Internacional y de DD.HH hasta el fin de los tiempos. EEUU abrió, tras el 11S, su muy especial impunidad para combatir el terrorismo con mucho más terrorismo y abrió una caja de Pandora sin marcha atrás. La UE, pudiendo sancionar y ahogar al sionismo, ha preferido hacer apología de su régimen terrorista. Europa, otra vez, es esa entelequia a la que NO NACE QUERELA.
El filósofo Umberto Eco pone como ejemplo cómo los vietnamitas, pese a la absoluta superioridad norteamericana, lograron resistir y vencer. ¿Qué puede hacer el pueblo canario para usar la misma estrategia?. Se lo contamos gracias a Javier Hernández, activista canario y filósofo.
La entrevista que se ha hecho viral en Canarias en los últimos días y que retrata a una Canarias podrida por la corrupción, el clientelismo y un clase dirigente que es medianera de intereses foráneos.
Sin soluciones efectivas, Las Palmas de Gran Canaria se ahoga en su propia basura: ratas en zonas exclusivas, barrios periféricos abandonados y una gestión municipal que toca la melodía equivocada.
Este 10 de diciembre se cumplen 12 años del fallecimiento de Antonio Cubillo, líder del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC). Su vida estuvo marcada por una lucha incansable por la soberanía, la justicia y la dignidad del pueblo canario, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y esperanza para muchos. Con motivo de este aniversario, presentamos esta entrevista apócrifa como un ejercicio literario y reflexivo, basado en sus discursos, escritos y entrevistas concedidas en vida. Este texto no busca sustituir ni reinterpretar sus palabras, sino imaginar, con profundo respeto, cómo habría respondido a preguntas que siguen siendo relevantes hoy en día. Nuestro objetivo es rendir homenaje a su legado y destacar su compromiso político, invitando a las nuevas generaciones a reflexionar sobre los ideales que defendió con tanta determinación. Lo que sigue es un intento de evocar su voz, siempre con el máximo respeto hacia su figura, su familia y la historia que ayudó a construir.
El Semanario La Raíz públicó 583 noticias y artículos durante este 2024, 12 semanales, 48 al mes.
Conmoción e indignación en toda la isla
Unos y otros han decidido divorciarse. Eso sí "los hijos en común" seguirán en sus puestos remunerados hasta el 2027. De traca. Y a todas éstas, en una muestra absoluta de inmoralidad, Antonio Morales permanece en las sombras, entre bastidores, muñidor último del suicidio de NC.
Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Y es que en el actual Estado español, no sólo se conocen los devaneos del Emérito, las andanzas de un tal Koldo o las declaraciones en sede judicial que filtra un Fiscal General.
Ni olvido, no perdón. Javier Fernández es memoria que vive y que hoy, ante la reaparición de los fascistas españoles, debe estar más presente que nunca.