
¿DÓNDE ESTÁ EL AGUA DE LAS PRESAS DE CHIRA Y SORIA?
Carta abierta al presidente del Cabildo de Gran Canaria desde la Plataforma Salvar Chira Soria Bco de Arguineguín



Como canario, he visto de primera mano cómo el turismo de masas ha transformado nuestras islas. El "Síndrome de la Posada", un concepto que describe cómo un huésped termina tomando control del espacio y recursos del anfitrión, se aplica perfectamente a nuestra situación. Aquí, los turistas han dejado de ser meros visitantes para convertirse en los verdaderos dueños de nuestras tierras, propiedades y beneficios, mientras los canarios nos sentimos cada vez más desplazados.
Introducción
El "Síndrome de la Posada" es un fenómeno donde el huésped, inicialmente invitado y bienvenido, termina tomando control del espacio y recursos del anfitrión, quien se ve desplazado y pierde su autoridad y posesiones. Este síndrome, utilizado metafóricamente, refleja cómo en algunas situaciones, aquellos que llegan como visitantes terminan por dominar y apropiarse del lugar que originalmente pertenecía a otros.
El turismo de masas: De huéspedes a propietarios
En las últimas décadas, Canarias se ha convertido en un imán para turistas de todo el mundo, atraídos por nuestro clima, playas y paisajes únicos. Sin embargo, este constante flujo de visitantes ha traído consecuencias significativas que encajan con el "Síndrome de la Posada".
1. Aumento del costo de vida y propiedades
El auge del turismo ha llevado a un aumento en la demanda de propiedades, tanto para hoteles como para alquileres vacacionales. Los precios de las viviendas han subido considerablemente, haciendo difícil para muchos canarios adquirir o alquilar propiedades en sus propias islas. Según datos recientes, en algunas zonas turísticas, los precios de la vivienda han aumentado hasta un 30% en los últimos cinco años. Esto se ve agravado por la compra de segundas residencias por parte de europeos, que no solo elevan los precios, sino que también limitan la disponibilidad de viviendas para los locales.
La presión sobre el mercado inmobiliario ha resultado en que muchas familias canarias se vean forzadas a mudarse de sus comunidades tradicionales, alejándose de sus raíces y entornos familiares. Este desplazamiento no solo impacta económicamente, sino que también afecta el tejido social y la cohesión comunitaria, ya que las relaciones vecinales se erosionan y las áreas se transforman en zonas predominantemente turísticas.
2. Desplazamiento Económico
Gran parte de los beneficios generados por el turismo no permanece en Canarias, sino que se repatria a los países de origen de las cadenas hoteleras y operadores turísticos. Según un informe del Gobierno de Canarias, aproximadamente el 70% de los ingresos turísticos se envían fuera del archipiélago, dejando una proporción significativamente menor para la economía local. Esto crea una situación en la que los canarios trabajamos en la industria turística, pero no recibimos una parte justa de los beneficios económicos.
Este fenómeno ha llevado a una economía desequilibrada, donde los ingresos altos se concentran en manos de pocos, mientras que la mayoría de los trabajadores del sector turístico enfrentan salarios bajos y condiciones laborales precarias. El empleo temporal y estacional es común, y muchas familias dependen de varios trabajos para subsistir. Esta desigualdad económica se agrava con la falta de oportunidades en otros sectores económicos, lo que perpetúa la dependencia del turismo.
3. Pérdida de Identidad y Cultura
Muchas áreas turísticas han sido transformadas para satisfacer las necesidades y gustos de los turistas, en lugar de preservar y promover nuestra cultura local. Restaurantes, tiendas y servicios están adaptados a los visitantes, relegando las tradiciones y costumbres canarias a un segundo plano. La influencia externa ha llevado a una homogeneización de nuestras ciudades y pueblos, donde se priorizan las demandas del turismo masivo sobre nuestra herencia cultural.
La presión para adaptarse a los gustos y preferencias de los turistas ha resultado en una comercialización de nuestra cultura, donde las tradiciones y costumbres se presentan de manera superficial y descontextualizada. La música, la gastronomía y las celebraciones locales a menudo se convierten en espectáculos para entretener a los visitantes, perdiendo su significado original y su conexión con la comunidad canaria. Este proceso erosiona nuestra identidad cultural y contribuye a un sentimiento de alienación entre los residentes locales.
La Condición Colonial de Canarias
Para entender mejor el impacto del "Síndrome de la Posada" en nuestras islas, debemos considerar nuestra historia como territorio colonizado. Desde la llegada de los europeos en el siglo XV, Canarias ha sido explotada y nuestra población marginada en favor de los intereses extranjeros.
1. Explotación de recursos
Durante siglos, nuestras islas han sido explotadas por sus recursos naturales, beneficiando principalmente a los colonizadores y sus descendientes. La agricultura de exportación, como el cultivo del azúcar, vino y plátano, estuvo dominada por intereses extranjeros. Hoy en día, la explotación continúa, pero a través del turismo, donde nuevamente los mayores beneficios se van fuera del archipiélago.
La extracción y exportación de recursos naturales ha dejado una profunda marca en nuestra economía y medio ambiente. La sobreexplotación ha degradado los suelos y agotado las fuentes de agua, mientras que las plantaciones monoespecíficas han reducido la biodiversidad. Este legado de explotación colonial persiste en la estructura económica actual, donde la dependencia de un solo sector – el turismo – repite los patrones históricos de vulnerabilidad y explotación.
2. Dependencia económica
La economía canaria ha sido estructurada para depender del exterior, primero con la agricultura de exportación y ahora con el turismo. Esta dependencia hace que nuestra economía sea vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional y a las decisiones tomadas fuera de las islas. La crisis económica de 2008 y la reciente pandemia de COVID-19 mostraron cómo nuestra dependencia del turismo puede poner en riesgo la estabilidad económica y social de Canarias.
La falta de diversificación económica limita nuestras opciones y nos deja expuestos a las crisis globales. Durante la pandemia, el cierre de fronteras y las restricciones de viaje paralizaron el sector turístico, dejando a miles de personas sin empleo y revelando la fragilidad de nuestro modelo económico. Esta situación ha subrayado la necesidad urgente de desarrollar otros sectores que puedan proporcionar estabilidad y resiliencia a largo plazo.
3. Pérdida de Soberanía
La falta de control sobre nuestros propios recursos y políticas económicas perpetúa una situación donde los canarios tenemos poco poder para decidir sobre el futuro de nuestras islas. Las decisiones clave sobre el desarrollo turístico y la gestión de recursos suelen tomarse fuera del archipiélago, reflejando una condición colonial persistente.
Las decisiones sobre la construcción de grandes complejos turísticos, la gestión de áreas naturales protegidas y las políticas de empleo en el sector turístico a menudo se realizan sin una participación adecuada de la comunidad local. Esta falta de soberanía económica y política nos deja a merced de intereses externos, que no siempre consideran nuestras necesidades y aspiraciones. Además, la influencia de grandes corporaciones internacionales en el turismo canario crea una dinámica de poder desigual, donde los canarios tenemos poca capacidad de negociación y control sobre nuestras propias vidas y recursos.
Las Cosas Claras
El "Síndrome de la Posada" aplicado a Canarias ofrece una poderosa metáfora para entender cómo el turismo de masas ha desplazado a nuestra población, tanto económicamente como culturalmente. Al reconocer y abordar este síndrome, podemos trabajar hacia un modelo de desarrollo turístico que beneficie a todos, respetando y valorando nuestra cultura e identidad canaria.
La situación actual nos desafía a reflexionar sobre la dirección que queremos para nuestras islas. La historia de explotación y dependencia que hemos vivido no debe repetirse. Necesitamos un enfoque que priorice el bienestar de nuestra gente, que valore nuestras tradiciones y que promueva un desarrollo sostenible y equitativo. La preservación de nuestra identidad cultural y la mejora de nuestras condiciones económicas deben ser los pilares sobre los que construyamos el futuro de Canarias.
Entender y abordar los efectos del "Síndrome de la Posada" es crucial para asegurar que los canarios podamos reclamar nuestro lugar y prosperar en nuestras propias islas. Con una visión clara y un compromiso compartido, podemos crear un futuro donde nuestra cultura y economía se desarrollen en armonía, beneficiando a las generaciones presentes y futuras.

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