
La conciencia negada: por qué un pueblo colonizado no se reconoce como tal
Una mirada al caso del pueblo canario
En los últimos tiempos, una inquietante tendencia ha comenzado a ganar terreno en los medios de comunicación del Archipiélago Canario: la sustitución del término canarios por residentes al referirse a la población del archipiélago. Una aparente modificación lingüística que, lejos de ser casual, esconde un trasfondo ideológico que pretende diluir la identidad del pueblo canario en una amalgama de datos demográficos y censales.
Este cambio, impulsado desde ciertas líneas editoriales, no es una simple cuestión de semántica. Hablar de “residentes” en vez de “canarios” supone un intento de reducir a la población del archipiélago a un mero censo administrativo, obviando la historia, la cultura y el arraigo de un pueblo que habitaba estas islas mucho antes de que se convirtieran en la colonia turística que hoy conocemos.
¿Error inocente o estrategia premeditada?
No hace falta ser un experto en comunicación para entender que el lenguaje construye realidades. Reemplazar el término canario, que implica pertenencia, identidad y legado, por residente, una palabra fría y burocrática, es una forma sutil pero efectiva de borrar a los canarios como sujetos históricos y culturales. Es como escribir sobre Madrid sin mencionar a los madrileños, o sobre Cataluña sin reconocer a los catalanes. Simplemente, un sinsentido.
Pero la cuestión va más allá. En un archipiélago donde las políticas de turistificación extrema, el expolio del territorio y la creciente pérdida de soberanía económica están desplazando progresivamente a los canarios, este tipo de lenguaje no es casual. Es una estrategia calculada que busca normalizar la idea de que Canarias es un espacio abierto, disponible para ser habitado y explotado por intereses ajenos, sin reconocer la voz ni los derechos de quienes han construido su identidad a lo largo de los siglos.
“NO SOMOS RESIDENTES, SOMOS CANARIOS” – VOCES CRÍTICAS FRENTE A UNA NUEVA COLONIZACIÓN LINGÜÍSTICA
Diversas voces de la sociedad canaria han mostrado su indignación ante esta tendencia lingüística que consideran una falta de respeto y una estrategia para diluir su identidad.
Alejandro Pérez, sociólogo y activista cultural, señala que: "Este cambio en el lenguaje no es casual. Nos quieren convertir en simples números, en meros residentes sin arraigo, para allanar el camino a una Canarias sin canarios. Nos están desplazando en nuestra propia tierra y encima pretenden hacernos sentir como los colonos, los extranjeros."
Por su parte, la periodista Elena Morales advierte sobre el papel de los medios de comunicación en esta narrativa: "Es preocupante cómo algunos medios han adoptado sin cuestionarlo esta terminología que, de forma sutil, contribuye a borrar la identidad canaria. Canarias no es solo un lugar donde se reside, es una nación con una historia, con un pueblo que merece ser nombrado y respetado."
Desde el ámbito académico, el historiador Juan Luis Rodríguez subraya el impacto histórico de estas estrategias de invisibilización: "No es la primera vez que se intenta eliminar la identidad canaria desde el lenguaje. Durante siglos se nos ha impuesto una visión externa que nos relega a ser simples sujetos pasivos de la historia. Hoy, el término 'residente' es la nueva forma de colonialismo cultural."
En las redes sociales, el descontento se ha hecho visible con campañas bajo etiquetas como #SoyCanarioNoResidente o #CanariasParaLosCanarios, donde numerosos ciudadanos denuncian que se sienten desplazados en su propia tierra:
"Si acaso residentes son otros que han llegado aquí con privilegios mientras a nosotros nos relegan a un segundo plano", se lee en varios comentarios virales.
¿Dónde quedan los canarios?
Los canarios no somos solo una cifra en el padrón municipal, somos un pueblo con raíces, con historia y con derecho a ser reconocidos como tales. Intentar borrar nuestra identidad bajo términos genéricos es un insulto, una falta de respeto y, en última instancia, una maniobra para justificar la marginación social, económica y cultural que sufrimos en nuestra propia tierra.
Ante este panorama, es imperativo que los medios de comunicación asuman su responsabilidad y rechacen este tipo de prácticas que atentan contra la identidad canaria. Porque no somos simplemente residentes, somos canarios, con todo lo que ello implica.
Llamado a la acción
La lucha por la identidad canaria no solo pasa por la defensa del territorio o la economía, también se libra en el terreno del lenguaje. Si dejamos que nos reduzcan a meros “residentes”, estaremos aceptando, sin resistencia, la narrativa colonial que sigue pesando sobre nuestro archipiélago. Es momento de alzar la voz, exigir respeto y reafirmar que ser canario es mucho más que residir en estas islas, es pertenecer a ellas.
Una mirada al caso del pueblo canario
MÁS DE LA MITAD DE LOS INGRESOS TURÍSTICOS DEL ARCHIPIÉLAGO SE TRIBUTAN FUERA DE LAS ISLAS, LIMITANDO SU IMPACTO ECONÓMICO LOCAL
Las redes sociales estallan de indignación ante un nuevo acto inmoral de toda la clase política canaria. Aquellos expertos que iban a "canalizar las demandas de la calle tras las manifestaciobes del 20A", debieron "aconsejar" no sólo el desprecio a los centenares de miles de canarios que pedían un cambio, sino que " en el FiTur de este año" hay más políticos que nunca antes "viviendo la vida loca". Vergüenza e indignación.
¿Recuerdan aquella "coalición internacional" que se montò para bombardear e invadir Irak?. ¿Recuerdan la "foto de las Azores" y como Naciones Unidas se creyó lo de "las armas de destrucción masiva?. Pues hagan menoria. Aznar, Fox, Calderón, Uribe, Bukele, Milei y Blackwater detrás de un golpe extranjero para derrocar a Nivolás Maduro. Venezuela "no puede ser desobediente", pero sobre todas las cosas no puede ser un país inmensamente rico en recursos minerales y petróleo y "administrarlos para sí mismos". De ahí tanto foco internacional, tanto castigo, tanta "movilización" de políticos cuyo curriculum en sus países ha sido tan ejemplarmente....corrupto y vendepatrias.
No es la historia misma, sino como te sitúas ante ella. Hace tiempo que sabemos que aquellos que nos precedieron también somos nosotros mismos, ¿o tus bisabuelos no son parte de ti?. ¿Irías tú mismo al cementerio a sacar sus restos para exhibirlos en vitrinas o para venderlos?. ¿Permitirías que sobre sus tumbas se levantarán apartamentos o que sobre su memoria se levantaran falsos testimonios?. Y no, esto no es guanchismo o pretender "rizar el rizo", sino devolver al rango de humanidad y racionalidad lo que han convertido en trivialidad. Somos nosotros, no ellos. Son "los nuestros. Si pretendemos reivindicarnos, empecemos por los vivos sí, pero basta de no honrar a nuestros muertos. Ciencia, claro que sí, pero respeto también.
Los grupos ultraderechistas siempre han sido la expresión más radical del capitalismo. Nunca representaron los ideales de la humanidad,la justicia, la igualdad, el progreso o la libertad. La mayor parte de sus expresiones históricas han venido acompañadas de la violencia, el terror y la muerte: la negación de la vida. ¿Quien va a creer que su negacionismo va a ser ahora algo diferente?
¿Y a estos menores quien los acompaña?
En verdad no se pretendía renovar sino empuercarlo todo un poco más.No iba de derrocar sino de colocar a un nuevo monarca absoluto. No iba de nuevas ideas sino del caciquismo de pueblo de toda la vida. No iba de gestionar mejor sino de mercadear con los votos y venderse al mejor pastor. Nace una nueva sigla pero es la misma vieja y asquerosa política del "quien de más" para calentar las barriguitas. Les proponemos una apuesta: si antes de que termine de leer estas líneas, encuentra la errata que contiene, usted será de los premiados con la condición de "bien informados".
Fernando Clavijo es la más genuina expresión de su organización: un líder gris para un partido sin pasión.
COMUNICADO FUERTEVENTURA TIENE UN LÍMITE:
Los otros partidos deberían estar condenando esta aberración y los medios poniéndolos en la picota pero, los primeros son buitres de votos y los segundos están untados con dinero público. Caraduras y sinvergüenzas todos.